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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Agricultores de aire



Las contratapas de Fontevecchia del diario Perfil parece que quisieran ponerle una tapa a la presidenta. Con ellas está empezando a nacer otro tipo de periodismo, el periodismo psicologista.
Los periodistas psicologistas son aquellos que no son periodistas y hacen periodismo de psicología, y tampoco son psicólogos. Es cuando la profesión del periodista se mezcla con la del panelista
Periodistas psicologistas son aquellos que hablan de la psicología, de la salud mental, que les nace adentro un Freud o un Lacan en cualquier momento.
En este momento los periodistas psicologistas, aquellos que tienen la sala de redacción en un diván, están diciendo que Cristina Kichner está loca o enloqueciendo, y no se tiene que presentar a un segundo mandato. Por la mar de las casualidades, más que mar un abismo en el que se sumergen varios y se ahogan muchos, son justamente aquellos medios enfrentados con el gobierno, La Nación, Clarín, Perfil.

Siembran vientos, recojan energía eólica


Son agricultores de aire, y como son de un aire enrarecido, plantan humo. Siembran vientos y fabrican huracanes. Todo un campo sembrado de vientos tienen. Algunos son pequeños vientos, brisas, otros  huracanes. Inclusive vientos de otros planetas, que son vientos impensables. Nunca claro, vientos de cola de la economía (sirvan o no)  Si, en todo caso, vientos que te hacen ir al país de cola
Claro que siempre está en los otros la capacidad de recoger energía eólica cuando le siembran tempestades. Pero por el general el viento mueve, lleva, y rompe.
Ahora lo que parece que están buscando es sembrar vientos adentro de la presidenta, volarla desde adentro, llenarla de vientos. Sembrar vientos y que se vuelva un remolino que se coma a si mismo. Que digan los otros cuando la vean “Está hecha de vientos sembrados por ellos” Convencerla de que no está bien, y se tiene que ir. Como los vientos sembrados, volverse tempestades. Que sea la mujer del viento, que se vuele un día. Quieren sembrarle un tifón que la vuele, que le vuele los patos, que los vientos sembrados sean de patos volados.
Como no pueden desinflarla la inflan más, le siembran vientos hasta que estalle.
Quieren convencerla de que no está bien, que su situación no es sana y que se tiene que ir, con los vientos sembrados a otra parte. Como en la película de Di Caprio, le quieren plantar una idea en la cabeza, una idea echa de tempestades, para que florezca y se eche a perder adentro de ella.

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