Dicen que hay una voz que nos habla, interna, casi inaudible. Es como una mirada que nos habla, o como si
nos hablaran las cosas. Quizás en realidad es una sensación que nos habla.
Porque esa voz tiene la capacidad de transformarse en cosas. A veces es un olor
que nos habla, a veces es una imagen, a veces nos habla un sonido, a veces un
tacto. Y a veces simplemente el silencio. Algunos creen que no es una voz sino
que es el mundo, otros creen que es el mundo en una voz. Y otros que somos
nosotros en el mundo en una voz.
Funciones de terceros
sábado, 7 de diciembre de 2013
domingo, 1 de diciembre de 2013
Soñó que era una mariposa
Lao Tse hizo para Borges el mejor poema de la historia de
oriente. Fue un texto budista, del budismo zen. En el texto decía: Soñé que era
una mariposa, y me desperté. Y ahora no sé si soy un hombre que sueña que es
una mariposa o una mariposa que sueña que es un hombre
Para algunos significaba que si Si Lao Tse era una mariposa
era una mariposa y si después era Lao Tse, era Lao Tse.
Luego de años de tratar de meter a las personas en las categorías
frías e inamovibles de los códigos civiles de los países, haciéndolos chocar
con los bordes, los limites raposos del código, haciéndolos entrar a todos en un mismo sitio del mismo modo. Ahora
algunos países están empezando a contemplar más a las personas y menos a los códigos. Derechos de género, construcción de otras identidades, otras
sensaciones, otras realidades, empiezan a aparecer en la letra quieta, de los códigos,
que ahora comenzaron a moverse, ampliando al mundo existente el mundo necesario
domingo, 29 de septiembre de 2013
El azote del
barrio
Borges en
una de sus hipótesis dice que nos forma el vocabulario, cada idioma hace un
tipo distinto de persona. Un sociólogo lo invertiría y diría que los idiomas
son la suma de las personas. Pero es muy interesante la hipótesis de la
determinación de las personas por los símbolos.
En un razonamiento exterior es el triunfo de la semiología en la boca de
Borges. Están los símbolos y sus estructuras eternas determinantes, y estamos
nosotros en ellos, pequeños, fugases, que ocupamos lugares predeterminados. En
esta visión del mundo no hay libertad. Eso nos decía Luis, nuestro amigo que había
venido de otro lado, y que empleaba todas formas de salvajismo infantil
mientras nos ilustraba del mundo. Hijo de dos teóricos intelectuales franceses
y de una mala leche que es de todos los sitios. Nos hablaba de Baudelaire,
Eliseo Verón, Humberto Eco. Y nos aplicaba cosas de una maldad infantil.
Y todo es
una cuestión de perspectiva a veces, lo que contradice la teoría de los símbolos.
A sus padres les parecía tan dulce que Luis nos amasijara en la parte de atrás
del patio. Lugar al que le decíamos el laboratorio. Y a nosotros no solo doloroso,
sino humillante. Y si supiéramos a esa edad de ironías (dicen que las ironías
no tienen edades) nos hubiese parecido irónico escuchar a los padres decir: “Mira
que angelito como se cansa con los amigos, esta noche va a dormir como un lémur”
lo que era en el medio del patio una paliza de proporciones antológicas,
propias de las batallas de Aquiles y Héctor en la Ilíada, que aquellos al menos
tenían la deferencia de hacerlo rápido, Luis se tomaba todo el tiempo. Porque
siempre le admiramos la concentración en el amasijo y el rebusque. Y lo que
para los padres era: “Mira cómo juegan a las carreras, de chiquitos, y que
rápido corren los vecinos, y que rápido es Luis, ahí los alcanza, les da
bombones en la boca. Este chico es beato” Era la pequeña alimaña domestica de Luis
corriéndonos por el barrio, alcanzándonos porque corría como los locos, y
poniéndonos cucarachas en la boca porque era un truhán de records. Y lo que
para los padres, dos intelectuales franceses que no entendían nada del mundo,
era: “Qué lindo como se trepan los vecinos a ese árbol, y que rápidos que son,
y que rápido trepa Luis atrás ¿Vos sabias que Luis era tan rápido? Uy, se les va a acabar el árbol, y ahí se
tiran. Es una bendición que nos hayan mandado a ese angelito” Era nosotros
trepándonos al árbol para escapar de la bestia incomprensible de Luis, una
especie de alienígena con forma humana, el azote del barrio, como le
decíamos, que nos quería prender fuego.
Él alcanzándonos porque trepaba como un mandril perseguido por un tigre, como trepan
los fanáticos y concentrados que hacen las cosas como si fuera la ultimo en su
vida. Y nosotros arrojándonos contra el piso porque ya no importaba nada y
cualquier cosa era mejor, que, que te alcance ese truhán de puerto de seis años
con lenguaje de un marinero en alta mar al pie de una tormenta de novela, como
decían nuestros padres. Es muy cierto lo de los símbolos, pero el mundo es una
cuestión de perspectiva. Porque lo que para los padres finalmente era: “Como se
suceden las etapas en los niños, ahí esta Luis caminando pensativo por el
barrio y mirando para todos lados concentrándose en las cosas como un monje.
Ahora está en una etapa de meditación e introspección ¿Este chico no habrá sido
en otra vida una asceta hindú, un filosofo griego pacifista en las mesetas
cretenses?” Para nosotros era Luis buscándonos por todos lados en el barrio
para enterrarnos a ver si podíamos salir de debajo de la tierra, y nosotros
escondidos en nuestra casa y sin salir por días, porque nos estaba buscando una
bestia borgeana, una especie de ciclope de las islas cretenses (se había puesto
un parche) nuestra propia pesadilla materializada en el barrio. Ese chico había
sido en otra vida no un asceta hindú sino Atila amasijando a un asceta hindú.
No un filósofo griego pacifista meditando en las islas cretenses, sino el
demonio de Tasmania que se lo comió,
meditando como se podía comer a toda la población de Creta. Como decían
nuestros padres, era una escuela de truhanes, la naturaleza humana rebelándose
contra el hombre mismo. Lo que estábamos viendo, decían nuestros padres
mientras lo veían prender fuego sus autos (y sus padres se creían que era un
bonzo que se había sacrificado por la humanidad) la materialización de todos
nuestros temores, la inflación, la rebaja de sueldos, la alergia de verano,
porque era colorado como un sarpullido, le decían
Pronto se
fue del barrio y volvió todo a la normalidad, se acomodaron los símbolos, pero
la época de Luis fue la época que mas aprendimos. Sacrificándose por todos
nosotros sin saberlo, o si, fue nuestro
mejor maestro. El que más nos puso a prueba. Y nos dejó como último gesto un
aprendizaje del Ho´oponopono. Nos dijo algo que nos quedó siempre, pero que
olvidamos automáticamente (dicen que aprender es recordar lo olvidado) Él era
nosotros. Nosotros lo habíamos fabricado, nosotros lo habíamos traído y
nosotros estamos creando esa situación. Las situaciones externas son internas,
y nuestro equilibrio la podría arreglar. También era una excusa y una manera de
echarnos la culpa de todo lo que hacía, porque era más mañero que cinco viejo
en un partido señor y más astuto que un zorro y una comadreja juntos, y como
decían nuestros padres esquilmaba una liebre al trote y le tomaba la leche al
gato, pero nos abrió la puerta a otro mundo, y no dejaba de tener cierta razón
en lo que había dicho ese pequeño verdugo de la revolución francesa que se
paseaba por el barrio con un desdén de compadrito y una ocurrencia de productor
de programa televisivo sin raiting
Aprendizaje que olvidamos rápido, pero todos
nuestros aprendizajes están en la infancia, en la calle, en los juegos, y hay
que volver a buscarlos.
Allí habita
nuevamente Luís, ese truhan de barrio, el que ganaba los cien metros con una
tortuga, y que es mejor que su ausencia claro
domingo, 22 de septiembre de 2013
Los memoriosos
Somos memoria, o somos la suma de nuestras memorias, y además
tenemos que trascender las memorias. Y dicen que cuando nos vamos lo que se va
son las memorias, el resumen de recuerdos de hechos vividos. En esto estaba
pensando cuando conocí a los memoriosos. Eran gente como nosotros, vivían en
nuestro barrio, pero a cada paso recordaban de memoria un hecho y por eso eran
respetados. Corrijo, solamente por eso eran respetados ¿Después de todo, en esta ciudad, que es el respeto? un
esfuerzo vano e imposible. Lo sabían los que mucho lo habían buscado, en esta
ciudad, el respeto, era un deambular en una histeria autosatisfecha. No pasó en
ninguna otra nunca, y eso no lo eleva al nivel de respetable, pero acá en cada puerta alguien te espera para
no respetarte, no está ganado el respeto de nadie, seres inconformistas
portadores de una patología social que celebran extrañamente o callan
sospechosamente. Buscar el respeto es tirarse por la espalda un montón de esfuerzo
vano, impensable. Los que lo han buscado
lo saben es perder el tiempo. Más vale ignorar a todos y atravesar la ciudad
como si uno fuera un extranjero. La extranjerización de lo propio es un dolor
pero un alivio, y cuando algo es un dolor y un alivio a la vez, hemos llegado
tan lejos que hay que partir a lugares más simples, vivir es entregarse a lo
simple.
Pero ahí estaban, los memoriosos, respetados en un lugar sin
respeto, solo cuando hacían memoria. Pero solo hasta ese límite, una vez
salidos de él subestimados hasta lugares lejanos. Por eso los memoriosos estaban
obligados no cruzar ese límite nunca
Ahí estaban. Seres
obligados a no salir de su círculo de éxito. Cuando uno escuchaba: “Goyén, Villaverde, Trossero,
Clausen y Enrique” sabía que se había encontrado con un memorioso “Bochini,
Marangoni, Burruchaga, Giusti” Te seguía dando la alienación de Independiente
del 83 por ejemplo, como si fuera una radio, o un túnel del tiempo. Muchos han
pensado que los memoriosos del barrio eran en realidad túneles del tiempo que
uno se cruzaba. Después de todo, nadie sabía cómo era un túnel del tiempo, un
agujero de gusano o una maquina temporal. Y pensar que podía ser un ser vivo
que simplemente ya con hablar te ponía en el pasado, era una fantasía común en
los días donde los memoriosos funcionaban. Porque los memoriosos, como las
radios, necesitan funcionar principalmente, para el respeto momentáneo que te
da la tranquilidad de la no búsqueda ya de algo. Porque en realidad el que
buscaba el respeto buscaba la paz de no buscarlo, de liberarse de esa
desviación del sentido de las cosas.
Lo difícil para los memoriosos y su pequeño reinado simbólico
de tres, cuatro minutos, es que habitaban una sociedad que necesitaba la superioridad
del momento anterior en el momento superior. O sea, un impacto simbólico mayor
cada vez. En una sociedad sensacionalista
para ser más exactos. Así que necesitaban recordar más cosas del mismo hecho
para mantener el auditorio y el respeto. Que el auditorio era, ojo. Pocha, le
señora que barría en la esquina. Ramón el almacenero, yo, que a las cuatro de
la tarde no sabía ni para qué estaba viviendo y Francisco, el perro del barrio,
que en otra época anterior, o en esta misma, había sido un tipo decían, porque
gozaba de un entendimiento que no le dábamos a los que vivían en el barrio del
al lado, ni a los memoriosos mismos, seres sin barrio, de una entidad regional
principalmente. No era el círculo de
escritores de Viena, o Borges con Bioy Casares, con Lugones que se había
enganchado a último momento. Así que el tipo te decía: “Goyén, que ese día
estaba más pálido. Villaverde, recién separado, Trossero, de pésimo humor esa
tarde que se traducía en sus roscasos. Y el negro Clausen, ese día, peinado a
la gomina” Y así la zafaba. Claro, tenía
que cruzarnos al otro día, y con eso no alcanzaba, podía perder por ejemplo al más
importante del auditorio, Francisco, y su respeto. Así que ya al otro día era:
“Goyén, que ese día estaba más pálido, había ido tres veces al baño, la cuarta
se había tropezado en el camino. Villaverde, contrariado, parece que a la
esposa de un amigo la acomodaba el nueve suplente, que era farmacéutico en su
pueblo. Trossero, de pésimo humor, supuestamente por el problema de Villaverde,
y vaya a saber que más le pasaba, Trossero era un ser misterioso” Y ahí ya
empezaba a correr riesgo el memorioso de volverse un simple y vulgar chusma de
barrio. Otro género muy respetado en la ciudad por identificación más que nada.
Pero el memorioso tenía el honor de ser
considerado un formato histórico, eran historiadores orales y cotidianos.
Imágenes sonoras de nosotros (Ahí pueden
entenderse también su respeto) Al otro día nos cruzaba y nos decía: “Goyén, un
poco más pálido, que ese día había ido tres o cuatro veces al baño, y estaba
pensando en la quinta me voy por el inodoro. Villaverde recién contrariado, (parece
que la esposa de un amigo lo acomodaba con el nueve suplente) que estaba
perdido en meditaciones metafísicas sobre la entidad de la ausencia de
pensamientos. Y le preguntaba a Clausen: Che ¿Cuándo no hay pensamientos, no
hay nada? Y Trossero, de pésimo humor,
supuestamente por el problema de Villaverde, que en ese momento repetía
mentalmente la lista del mercado. Papas, seis kilos, de las blancas. Un
zapallito, verde, huevos, de los grandes, once. Preguntar si hay esparrago. Y
cada vez que un delantero lo hacía olvidarla le daba un roscaso”
En nuestro barrio respetábamos a los memoriosos, por
elegirse, más que por sus logros
sábado, 31 de agosto de 2013
Tío y caída
Ahora está de moda el TOC
(trastorno obsesivo compulsivo) Está bueno que un trastorno tenga nombre
musical, o de golpe, o de caída de algo, o de puerta llamada. Pero además es un
gran tema para conocer a alguien. Tengo problemas con el TOC, bueno, algo no le
funciona.
Y de cómo se interprete eso, depende de cómo
es uno, como diría un profesor, el sentido de las cosas tiene que ver con el
contexto. Si dijera yo “Tengo problemas con el TOC” responderían “Le falta un
golpe de horno” Si lo dijera Mayra, mi prima, que tiene fobia a las visitas “Tengo
problemas con el TOC” pensarían “Pánico a que le golpeen la puerta” Si lo
hiciera mi tío Alberto, que es como el país, se cae cada tanto, diagnosticarían
problemas de caída, serios problemas de caída. Porque las caídas del tío son un
espectáculo, toda su humanidad desparramada, lo mas desparramada posible de
desparramo. No son caídas, son derrumbes. Tan es así que mi tía invento un
nuevo concepto para sus caídas “Despatasarmado”
es una mezcla de despatarrado, desparramado y desarmado. Y desarmado, no
solo porque parece que ese cuerpo se desarma en el piso, sino porque se le
desarma el alma. De la manera que cae, como los payasos de antes, como si antes
no le hubiese pasado, como si no le fuese a volver a suceder. Porque hay caídas
muy expresivas. Parece un gato cayendo del séptimo piso, un pájaro que perdió
el equilibrio en el aire, un equilibrista que vio un agujero en la red mientras
va cayendo, la tardecita, la explosión de un tsunami. Por eso si dijera mi tío
“Tengo problemas como el TOC” le recetarían algo para la caída. Todo queremos
ver una caída del tío, no es una caída, es una rompiente. La ONU la declaro una
de las siete maravillas de la expresión. Cuando el cae, los veinte clowns que
tiene adentro se despiertan y caen con él. Es como si callera la economía
nacional. Es una metáfora de la caída que siempre vamos a tener. Y verlo caer,
las sensaciones que despiertan son
varias, primero una ganas de querer que caiga, de empujarlo con la mirada, de
imaginarlo en el piso, después una leve sensación plena, como la que te hacen
sentir algunos artistas, de haber compartido un hecho completo, y después una
ganas de agarrarlo, de evitárselo. Y finalmente, como cuando vemos alguien una
caído, un enorme deseo de ayudarlo a juntar los pedacitos de sí mismos desparramados
en el hecho.
Porque hay que saber caer sin
saber caer y sin querer para nada caer, como los payasos, no sé si me
entienden. El después de la caída del tío, queda como una escena de crimen
(nadie quiere tocar nada) con la sensación de una bar de madrugada, y un
sentimiento de post guerra de reconstrucción de Europa, con la certeza de saber, de haber aprendido mas, de que una
persona pueda tener tantas cosas que se desparraman por el piso cuando cae. Porque
tío es expresivo, porque tío no sabe caer, pero sabe caer, no sé si me
entiende. Se desarma todo tío en el piso al caer, como si estuviese hecho de
ladrillitos. Uno ve fémur, los kilómetros de venas, omoplato, tobillo,
sorpresa, dignidad, relaciones rotas, besos, ausencias, alguna plata, un boleto,
todo caído y mezclado, en eso que ya no es tío, sino un accidente de cosas sin
esencia, que uno tiene miedo que se pierdan y se vayan por cualquier lado, que
se pierda una parte de tío antes que vuelva a ser tío. Entonces cuando tío se
levanta, todos esos clowns que tiene tío, en ese mismo acto vuelve a recuperar
toda la esencia en una misma cosa: él. Se levanta la dignidad, se levanta
Europa después de la guerra, y un poco nos levantamos todos con él. Cuando tío
se levanta es una bandada de pájaros huyendo asustada, es un boxeador recién
derribado, una bailarina tropezada, pero también es un presidente dándote a
entender que va a arreglar todo. Cuando tío se levanta, y esto realmente
sucede, uno confía en él, en que no va a caer nunca más, pero sabe por dentro
que en la próxima cuadra va a volver a caer. Cuando tío se levanta uno cae y se
levanta con él. Y en ese preciso instante las cosas tienen sentido, como cuando
uno ve una verdadera obra de arte, el desarrollo de un hecho en el presente, en
plenitud, y si está atento, si aprovecha ese breve instante, entra en el mundo
con el
lunes, 8 de abril de 2013
La modernidad
En el siglo cinco antes de Cristo sucedió algo extraño, o se cruzaron
las cosas. Lao Tse en China, Siddhartha Gautama en India, Heráclito en Grecia,
desarrollaron sus sistemas de pensamientos, disciplinas, todos a la vez, todos contemporáneos,
todos con coincidencias en las cuestiones básicas, sin conocerse ni influenciarse. Lao Tse desarrollo
o compilo el taoísmo, Siddhartha desarrollo el budismo y Heráclito echó a andar
una parte de la filosofía griega denominada Holismo. Ese fue el verdadero
iluminismo del pensamiento. La época de las luces estuvo antes el oscurantismo.
Después la humanidad necesito en el medio una larga edad media para acomodarse
a esos vientos de pensamiento
Parece que las ideas fueron tiradas al planeta y se mezclaron
todas, o eran toda la misma. Era la época en que Lao Tse era un filoso griego, Heráclito el primer budista. Y buda ya
empezaba a ser taoísta. O Lao Tse era un budista en la estepa china y Heráclito
era parte del taoísmo de Grecia y Buda un filosofo holista de India
miércoles, 3 de abril de 2013
El libro de los cambios
Hay un
concepto de la cultura China que es muy reconocido, el concepto del cambio. Uno
de los libros más importantes de la cultura China es el I ching, que se llama
Libro de los cambios, donde dice que todo está cambiando constantemente. Si los occidentales tuviéramos un libro fundacional, se llamaría,
a su contrario El libro de las permanencias. En occidente no tienen buena
prensa los cambios. Esta mal ser cambiante y se organiza buena parte de la educación
para que las personas sean estáticas.
Los grandes bancos y los grandes países que hablan con grandes palabras
utilizan sustentable, sostenibilidad, todas palabras estáticas, para hablar no de
sus inquietudes, sino de sus quietudes.
Claro, el
universo fluye y la sociedad occidental es muy cambiante, con personas personas
que fuimos educadas para ser estáticas.
Bastante bien nos haría, un libro de los cambios
occidental
viernes, 29 de marzo de 2013
Los dueños del descubrimiento
lunes, 25 de marzo de 2013
Morales
Vamos a
hablar de lo que dicen es el futbol. Dicen que un equipo son sus pequeñas
asociaciones más que nada, aun más que sus multinacionales. Por multinacionales
entendemos a una estrella que viene de afuera., una construcción. Por pequeña
asociación entendemos las asociaciones que se dan entre jugadores. Bueno, la
asociación que tenían nuestro dos y nuestro seis, si es que se puede explicar
lo que tenían, era una pequeña asociación, ilícita. Primero hay que saber
entender que a veces entre dos personas se raras se produce una química rara,
donde se construye un ambiente raro ¿Cuántas familias hay así? La televisión les
dice los Productores de hechos. Nuestro
dos y nuestros seis eran algo de eso. Si eran productores de hechos eran
productores de hechos luctuosos. O más bien de desechos ¿Porque alguien llega a ser un villano en un
equipo donde todos quieren ser la estrella? ¿Lo quiere? ¿O la vida lo pone ahí
y desarrolla su rol? Jamás vamos a entender esas mentes. Como Morales, nuestros dos, un simposio de la
trampa gratuito. Cuando Morales se retiró por supuesto se sumo a un partido de
derecha y empezó a dar cursos sobre actitud a empresarios aburridos, que
esperaban más financiar una guerra que arreglar unos problemas. Y de actitud,
tenía mucho Morales. Se comenta que los echaron del hospital porque cuando
nació no lloró, puteó al partero un rato
largo. Y no lloró para no darles el
gusto. Los padres ocultaron la historia
de su primera palabra, pero la primera palabras que dijo fue “Forros” Morales
tenía actitud. No gateo porque nunca iba a estar de rodillas, así que a las
pocos meses cuando todos los otros bebes gateaban, el se paraba y los miraba con
desprecio. Pasó de estar acostado a estar parado sin pasar por el arrastrarse
ante los más grandes, o andar de rodillas frente a ellos. Se cuenta, y no lo
creemos serio, que pateaba a los que gateaban y ahí les despunto su gusto por
el futbol, si es que eso se puede llamar futbol, y Morales puede tener gustos.
El primer diente que le salió, y esto si puede entrar en el terreno del mito,
fue un colmillo. Y dicen que no salió solo, fue una decisión de él. De chiquito
tenia de peluche un Aliens, se cuenta que aun lo guarda. Y su primera mascota
fue un tejón salvaje. Cuando los chicos debatían si Papá Noel eran o no eran
los padres él se preguntaba si era o no era matable. Pero no amasijó a palos a
Papa Noel, no, porque era uno solo, y el tenia un buen concepto de él, y un
poco de paciencia, apenas un poco. Esperó unos días más y amasijó a los reyes magos, que él había
escuchado en la canción que eran tres. Y si eran Melchor, Gaspar y el negro
Baltasar, eso quedó en la nebulosa porque después de la paliza ni ellos se
acordaban cómo se llamaban. Tenía
actitud Morales, lo que piden ahora los técnicos. El primer día en el jardín de
sus compañeros fue el último de él (y es que si no lo era, era el último de
ellos) Dicen que cambió la voz en la
panza, y pegó el estirón solamente porque se trataba de pegar, sino seguía petizo
y retacón.
Hombre de
los de antes, que no pasan por la niñez, no queman etapas y son hombres ya de chicos. A los siete años
tenía unos mostachos tipo Luques, que daban miedo y se veían de lejos (pensaban
que era hijo de la mujer barbuda del circo) a los siete jugaba de dos en Villa
Dálmine, estaba casado con una señora de cuarenta y tenía un Torino.
Lo operaron
de apendicitis a los nueve, tuvo problemas de la próstata a los once, a los
catorce años estaba canoso, y a los veintiuno estaba en tiempo de jubilarse. A
esa edad de sumó a nuestro equipo
Bueno,
Morales, ese Morales, se enamoró del dos, Giménez
martes, 19 de marzo de 2013
Se sale la cadena del razonamiento
Los físicos ahora se están encontrando con el mismo problema con que se encontraron
los místicos orientales, y en algunos momentos los especialistas de las
ciencias sociales. El lenguaje humano no contiene la realidad, es limitado para
eso. Por eso los físicos tratan de meter la realidad en números, los psicólogos
trataron de buscarla debajo del lenguaje, en los fallos de la cadena, donde ven
una grieta en el discurso, y uno puede meterse a ver. Y los místicos orientales
en el quiebre del razonamiento. No buscan una fisura, la provocan. Uno de los métodos para provocar una fisura
en la cadena del razonamiento son los koanes. Adivinanzas del zen que no tienen
sentido, pero que te confunden y detienen la cadenas de especulaciones
mentales, frenan las palabras que fabrica la mente en un momento de confusión y
por ahí entra la realidad. Uno de los koanes conocidos es “¿Cuál es el rostro
original que tenias antes de nacer de tus padres?”
Los koanes son repentinos y rápidos, en ese momento las
palabras salen corriendo para todos lados, y la cadena de sentido se sale,
sufre una dislocación, en ese breve instante entra otra cosa, que está ahí
debajo
A todos deberían decirles unos algunos koanes alguna vez en
su vida
lunes, 11 de marzo de 2013
Desbordes. Crónica de Junín anunciado
Una de las maneras de explicar lo de ayer es como
una sucesión de errores. Mas que una sucesión, una exposición de desaciertos,
varios actuaron mal, bastante tiempo, en bastantes lados
Fue la actuación en el marco de un extremo, de un
borde. Cuando se llega a los bordes se pierde la capacidad de respuesta lucida.
Ayer casi todos en Junín estuvieron a los bordes (aunque no quisieran) , y la
ciudad misma camino en el precipicio. Lo que vimos fue el borde de una ciudad.
No es que tiraron la municipalidad por la ventana como dicen los diarios, sino
que la municipalidad llego a un punto de su laberinto. La municipalidad era un
castillo del señor de los anillos. Pero la novela del señor de los anillos en la
ciudad no la construyeron los que ayer andaban por las calles.
¿Cómo se llega al borde de uno mismo, como estaba
ayer Junín? Lo saben los especialistas de la psicología de varias ramas. Cuando
no hay proyecto, cuando no hay contenido. La ausencia de proyecto, de
contenido, la nada, el no hacer y sobre todo el no ser, desespera a las
personas que han venido al mundo a hacer y ser. Cuando no hay lasos, la
ausencia de lasos sólidos, desespera a las personas que han venido a
desarrollar lasos, y aun mas, son lasos desarrollados. Cuando no hay puentes
sobre nada y las personas se ven aisladas en un espacio. Los puentes en Junín
son espigones o pasadizos o cornisas. Entre nosotros tenemos cornisas, una
cornisa nos lleva hasta al otro, o nos acerca un espigón al otro borde
Esta ausencia de proyecto, de contención, en una
ciudad que crece, pero sin algunos proyectos necesario, genera un clima general
de tensión e incontensión (bastante tiempo en bastantes lados) porque las cosas
siguen avanzando y la ciudad en algunas cosas está detenida, entonces se
desbordan las cosas. No se puede detener a una ciudad algunos años, que se
quede quieta mientras uno desarrolla su propia historia, no se puede agarrar un
río, como ayer, se desborda. Ayer se rompieron los diques que detenían a varias
personas en ningún proyecto. Una ciudad es demasiado grande (una persona sola
es demasiado grande) es un montón de cosas, un montón de tiempo, no puede estar
al servicio de algo en particular.
Tampoco le podemos pedir un criterio coherente a lo
desbordado, que se hizo en un situación extrema, un desborde es un desborde,
algo mas allá del borde, no tiene una lógica prolija e inteligente.
Lo de ayer en la calle no fue una unicidad de
cosas, pasaron muchas cosas diferentes. Hubo muchas situaciones en una, hubo
muchas manifestaciones en una. No somos todos iguales los grupos junienses, ni
tenemos todos la misma manera, ni llegamos a los extremos del mismo modo, ni
estamos viviendo lo mismo.
Ayer no fue un solo ayer, fue muchos ayer, y no se
llegó por una situación, se llegó por muchas, y no se cometió un solo error, se
cometieron muchos, y no hay un solo responsable de la situación, hay muchos. Y
no se va a arreglar sobre todo, jugando a lo mismo
viernes, 1 de marzo de 2013
La nona y las voces
La nona y las voces
Bien se dice que hay dos tipos de
conocimiento, por intuición o por racionalización. En el primero uno se escucha
a uno, lo que uno mismo se dice, y se hace caso.
Bueno, en casa lo que se sufre es lo que se dice de una sordera interna.
No es escuchan. Claro, negados como fueron siempre para las
ampliaciones y las ayudas, con eso de no escucharse a sí mismo, siempre
se jactaron de que no escuchaban voces “Los que se escuchan a sí mismos, escuchan
voces” “¿Y la voz de la conciencia que es? Una voz” Y aun
en algún momento lo llevaron más lejos, y eran de apagar la radio, más que nada
por eso de no escuchar voces.
Y acá viene la cuestión de la nona. Porque
la nona decía que escuchaba voces, la voz de Fioravamti, Víctor Hugo, la voz de
Gardel cantando un tango. Y con esa problemática se presentó al
psicólogo “Escucho voces, pero son voces ordenadas, Fernando Bravo de una a
cuatro de la tarde. Víctor Hugo Morales entre las nueve y las doce. Ya arranco
temprano, escuchando a Magdalena Ruiz Guiñasú. Eso me deja tranquila, son voces
ordenadas. Siempre a la misma hora, las mismas voces, y te informan” Le dijo .No pudo el psicólogo aclararle
que escucha a AM Continental que estaba puesta en la cocina, porque la Nona le
aventuro “O sufro algún tipo de trastorno, o soy un elegida, que me están transmitiendo
cosas. Por ejemplo que está trabado el transito a la altura del puente Pueyrredon
por un corte de calle” Porque bien sabia este psicólogo que en casa todos necesitan
tener algún problema especial. Y la nona, una tana de las de antes, no tenía
ninguno. Así empezó la relación entre el terapeuta de la familia y la nona. Ella
lo llamaba y le decía “Fui a la cancha y escuche una voz, que decía Cambio En
Argentinos, sale Cambiazo, entre Giménez” Y él no le decía que era la voz del
estadio.
Ahí sigue la nona en casa, escuchando
voces. Ahora son un poco distintas, lo dijo ella “Algo están pasando, las voces
están desordenadas, escucho voces, pero son otras voces” Alguien le corrió el
dial de la radio y está escuchando La red. Y enseguida te enumera “Jorge Rial
me habla de nueve a una, y unos muchachos que hablan de futbol, me hablan de doce a dos. Me contaron
de los líos que hay en Boca con Riquelme. Por algo me lo dijeron,
tengo que arreglarlo”
Ahí está la nona, la última vez que
la vi, esta mañana, hace un rato, había salido, no sé si para el psicólogo o
para La boca
jueves, 28 de febrero de 2013
Circulos y cuadrados
Círculos y cuadrados
Uno de los físicos más importantes en
la actualidad dice que hay dos tipos de
conocimientos, el racional de la ciencia y el intuitivo de la mística. Ambos
tipos de conocimientos, enfrentados desde hace tiempo, se están dando la mano.
Dice también que no se puede comprender de modo racional, porque la mente
comprende a través de palabras, de modo direccional, lineal, a una cosa por
vez, y en el universo las cosas actúan todas juntas.
El universo es circular y nuestra comprensión es lineal. Con lo que
hemos caído en el viejo juego de los niños ¿Cómo ponemos un cuadrado en un cubo? ¿Cómo
ponemos nuestra racionalidad el universo?
Y cuenta que por suerte también está el
conocimiento intuitivo, que funciona por conexión y no por comprensión, por
pertenencia y no por división, por internalización y no por externalización
Concluye entonces que es extraño ver
como hemos tratado de comprender lo que somos, abandonando lo que somos
En este momento, corrientes de la
mística y la física, trabajan en conjunto para crear un nuevo paradigma de conocimiento
aunando los dos modos de conocer el conocimiento
lunes, 25 de febrero de 2013
Tío y caida
Tío y caída
Ahora está de moda el TOC (trastorno
obsesivo compulsivo) Está bueno que un trastorno tenga nombre musical, o de
golpe, o de caída de algo, o de puerta llamada. Pero además es un gran tema
para conocer a alguien. Tengo problemas con el TOC, bueno, algo no le funciona,
a ver como lo arreglamos
Y de cómo se interprete eso, depende de
cómo es uno, como diría un profesor, el sentido de las cosas tiene que ver con
el contexto. Si dijera yo “Tengo problemas con el TOC” responderían “Le falta un
golpe de horno” Si lo dijera Mayra, mi prima, que tiene fobia a las visitas “Tengo
problemas con el TOC” pensarían “Pánico a que le golpeen la puerta” Si lo
hiciera mi tío Alberto, que es como el país, se cae cada tanto, diagnosticarían
problemas de caída, serios problemas de caída. Porque las caídas del tío son un
espectáculo, toda su humanidad desparramada, lo mas desparramada posible de
desparramo. No son caídas, son derrumbes. Tan es así que mi tía invento un
nuevo concepto para sus caídas “Despatasarmado” porque es una mezcla de
despatarrado, desparramado y desarmado. Y desarmado, no solo porque parece que
ese cuerpo se desarma en el piso, sino porque se le desarma el alma. De la
manera que cae, como los payasos de antes, como si antes no le hubiese pasado,
como si no le fuese a volver a suceder. Porque hay caídas muy expresivas. Parece
un gato cayendo del séptimo piso, un pájaro que perdió el equilibrio en el
aire, un equilibrista que vio un agujero en la red mientras va cayendo, la
tardecita, la explosión de un tsunami cuando rompe. Por eso si dijera mi tío “Tengo
problemas como el TOC” le recetarían algo para la caída. Todo queremos ver una caída
del tío, no es una caída, es una
rompiente. La ONU la declaro una de las siete maravillas de la expresión. Cuando
el cae, los veinte clowns que tiene adentro se despiertan y caen con él. Es
como si callera la economía nacional. Es una metáfora de la caída que siempre
vamos a tener. Y verlo caer, las sensaciones que despiertan caen en cuenta,
primero una ganas de querer que caiga, de empujarlo con la mirada, de imaginarlo
en el piso, después una leve sensación plena, como la que te hacen sentir
algunos artistas, de haber compartido un hecho completo, y después una ganas de
agarrarlo, de evitárselo. Y finalmente, como cuando vemos alguien una caído, un
enorme deseo de ayudarlo a juntar los pedacitos de sí mismos desparramados en
el hecho.
Porque hay que saber caer sin saber
caer y sin querer para nada caer, como los payasos, no sé si me entienden. El después
de la caída del tío, queda como una escena de crimen (nadie quiere tocar nada y
más de uno le pregunta si le dispararon) con la sensación de una bar de madrugada,
ya cerrado, y un sentimiento de poste guerra de reconstrucción de Europa, con
la certeza de no creer, de saber, de haber aprendido mas, de que una persona
pueda tener tantas cosas que se desparraman por el piso cuando cae, tantas
partes del cuerpo que cayeron y se desarmaron. Porque tío es expresivo, porque tío
no sabe caer, pero sabe caer, no sé si me entiende. Se desarma todo tío en el
piso al caer, como si estuviese hecho de ladrillitos. Uno ve fémur, los kilómetros
de venas, omoplato, tobillo, sorpresa, dignidad, relaciones rotas, besos,
ausencias, alguna plata, un boleto, todo caído y mezclado, en eso que ya no es tío,
sino un accidente de cosas sin esencia, que uno tiene miedo que se pierdan y se
vayan por cualquier lado, que se pierda una parte de tío antes que vuelva a ser
tío. Entonces cuando tío se levanta, todos esos clowns que tiene tío, en ese
mismo acto vuelve a recuperar toda la esencia en una misma cosa: él. Se levanta
la dignidad, se levanta Europa después de la guerra, y un poco nos levantamos
todos con él. Cuando tío se levanta es una bandada de pájaros huyendo asustada,
es un boxeador recién derribado, una bailarina tropezada, pero también es un
presidente dándote a entender que va a arreglar todo. Cuando tío se levanta, y
esto realmente sucede, uno confía en él, en que no va a caer nunca más, pero
sabe por dentro que en la próxima cuadra va a volver a caer. Cuando tío se
levanta uno cae y se levanta con él. Y en ese preciso instante las cosas tienen
sentido, como cuando uno ve una verdadera obra de arte, el desarrollo de un
hecho en el presente, en plenitud, y si está atento, si aprovecha ese breve
instante, entra en el mundo con el
jueves, 21 de febrero de 2013
La maquina del regreso
Dice el filósofo que el agua no pasa
dos veces por un mismo rio, y nosotros tampoco. Como viajamos en nosotros mismos,
no viajamos dos veces por el mismo sitio de nosotros. Por eso dicen, hay que
soltar las cosas que pasaron y esperar las que están. Porque como el rio, no
podemos volver en contra de nuestra corriente hacia atrás, ningún rio puede
andar en sentido inverso. Y nosotros como el rio no podemos volver a pasar por
el sitio por el que ya pasamos de nosotros mismos. Y aunque estemos en una experiencia
parecida, es otro sitio, en el tiempo de nosotros, por el que viajamos y viajan
los otros.
Salvo que se haya inventado la máquina
del tiempo, que podrían llamarla la maquina del regreso, porque está pensada
para regresos, y volvamos, a pasar por el mismo sitio, la misma agua en el
mismo rio, y hagamos quizás lo mismo
lunes, 18 de febrero de 2013
Mantis y Flog
Mantis y Flog
Flog- ¿Por qué estás así? Con las manos arriba de la cabeza sosteniendo
algo
Mantis-Tengo miedo que se caiga el cielo
Flog- No se va a caer porque el cielo es redondo, se mece allá arriba. Se
puede marear
Mantis- Ahora tengo miedo que se pierda en cielo
Flog- No se va a perder porque es infinito, no tiene lugar fuera de él
donde perderse
Mantis-…
Flog- ¿Qué pasa? Que seguís con las manos así cubriéndote de algo
Mantis- Le tengo miedo al cielo
Mantis y Flog
Flog- Seguís con las manos arriba de la cabeza sosteniendo algo. ¿Miedo
que se caiga el cielo?
Mantis- Si
Flog-No se va a caer porque estamos pensando en él. Cuando dejamos de
pensar, se cae. Lo sostenemos con los pensamientos
Mantis- ¿Existe lo que pensamos?
Flog- Si
Mantis- La posibilidad que se caiga el cielo existe si la pienso
Flog- Claro
Mantis- Ya la dejé de pensar ¡Es cierto!
Flog- ¿Qué me está pasando? Estoy despareciendo
Mantis
Flog- De nuevo mantís, no me dejés de pensar
Mantis
Flog- Es infantil.
Mantis-
Flo
Mantis- Ahora puedo seguir teniendo miedo a que se caiga el cielo.. Uy,
que mal que se ve. Mejor lo sostengo
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