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sábado, 31 de agosto de 2013

Tío y caída



Ahora está de moda el TOC (trastorno obsesivo compulsivo) Está bueno que un trastorno tenga nombre musical, o de golpe, o de caída de algo, o de puerta llamada. Pero además es un gran tema para conocer a alguien. Tengo problemas con el TOC, bueno, algo no le funciona.
 Y de cómo se interprete eso, depende de cómo es uno, como diría un profesor, el sentido de las cosas tiene que ver con el contexto. Si dijera yo “Tengo problemas con el TOC” responderían “Le falta un golpe de horno” Si lo dijera Mayra, mi prima, que tiene fobia a las visitas “Tengo problemas con el TOC” pensarían “Pánico a que le golpeen la puerta” Si lo hiciera mi tío Alberto, que es como el país, se cae cada tanto, diagnosticarían problemas de caída, serios problemas de caída. Porque las caídas del tío son un espectáculo, toda su humanidad desparramada, lo mas desparramada posible de desparramo. No son caídas, son derrumbes. Tan es así que mi tía invento un nuevo concepto para sus caídas “Despatasarmado”  es una mezcla de despatarrado, desparramado y desarmado. Y desarmado, no solo porque parece que ese cuerpo se desarma en el piso, sino porque se le desarma el alma. De la manera que cae, como los payasos de antes, como si antes no le hubiese pasado, como si no le fuese a volver a suceder. Porque hay caídas muy expresivas. Parece un gato cayendo del séptimo piso, un pájaro que perdió el equilibrio en el aire, un equilibrista que vio un agujero en la red mientras va cayendo, la tardecita, la explosión de un tsunami. Por eso si dijera mi tío “Tengo problemas como el TOC” le recetarían algo para la caída. Todo queremos ver una caída del tío, no es una caída, es una rompiente. La ONU la declaro una de las siete maravillas de la expresión. Cuando el cae, los veinte clowns que tiene adentro se despiertan y caen con él. Es como si callera la economía nacional. Es una metáfora de la caída que siempre vamos a tener. Y verlo caer, las sensaciones que despiertan  son varias, primero una ganas de querer que caiga, de empujarlo con la mirada, de imaginarlo en el piso, después una leve sensación plena, como la que te hacen sentir algunos artistas, de haber compartido un hecho completo, y después una ganas de agarrarlo, de evitárselo. Y finalmente, como cuando vemos alguien una caído, un enorme deseo de ayudarlo a juntar los pedacitos de sí mismos desparramados en el hecho.
Porque hay que saber caer sin saber caer y sin querer para nada caer, como los payasos, no sé si me entienden. El después de la caída del tío, queda como una escena de crimen (nadie quiere tocar nada) con la sensación de una bar de madrugada, y un sentimiento de post guerra de reconstrucción de Europa, con la certeza  de saber, de haber aprendido mas, de que una persona pueda tener tantas cosas que se desparraman por el piso cuando cae. Porque tío es expresivo, porque tío no sabe caer, pero sabe caer, no sé si me entiende. Se desarma todo tío en el piso al caer, como si estuviese hecho de ladrillitos. Uno ve fémur, los kilómetros de venas, omoplato, tobillo, sorpresa, dignidad, relaciones rotas, besos, ausencias, alguna plata, un boleto, todo caído y mezclado, en eso que ya no es tío, sino un accidente de cosas sin esencia, que uno tiene miedo que se pierdan y se vayan por cualquier lado, que se pierda una parte de tío antes que vuelva a ser tío. Entonces cuando tío se levanta, todos esos clowns que tiene tío, en ese mismo acto vuelve a recuperar toda la esencia en una misma cosa: él. Se levanta la dignidad, se levanta Europa después de la guerra, y un poco nos levantamos todos con él. Cuando tío se levanta es una bandada de pájaros huyendo asustada, es un boxeador recién derribado, una bailarina tropezada, pero también es un presidente dándote a entender que va a arreglar todo. Cuando tío se levanta, y esto realmente sucede, uno confía en él, en que no va a caer nunca más, pero sabe por dentro que en la próxima cuadra va a volver a caer. Cuando tío se levanta uno cae y se levanta con él. Y en ese preciso instante las cosas tienen sentido, como cuando uno ve una verdadera obra de arte, el desarrollo de un hecho en el presente, en plenitud, y si está atento, si aprovecha ese breve instante, entra en el mundo con el