Ahora está de moda el TOC
(trastorno obsesivo compulsivo) Está bueno que un trastorno tenga nombre
musical, o de golpe, o de caída de algo, o de puerta llamada. Pero además es un
gran tema para conocer a alguien. Tengo problemas con el TOC, bueno, algo no le
funciona.
Y de cómo se interprete eso, depende de cómo
es uno, como diría un profesor, el sentido de las cosas tiene que ver con el
contexto. Si dijera yo “Tengo problemas con el TOC” responderían “Le falta un
golpe de horno” Si lo dijera Mayra, mi prima, que tiene fobia a las visitas “Tengo
problemas con el TOC” pensarían “Pánico a que le golpeen la puerta” Si lo
hiciera mi tío Alberto, que es como el país, se cae cada tanto, diagnosticarían
problemas de caída, serios problemas de caída. Porque las caídas del tío son un
espectáculo, toda su humanidad desparramada, lo mas desparramada posible de
desparramo. No son caídas, son derrumbes. Tan es así que mi tía invento un
nuevo concepto para sus caídas “Despatasarmado”
es una mezcla de despatarrado, desparramado y desarmado. Y desarmado, no
solo porque parece que ese cuerpo se desarma en el piso, sino porque se le
desarma el alma. De la manera que cae, como los payasos de antes, como si antes
no le hubiese pasado, como si no le fuese a volver a suceder. Porque hay caídas
muy expresivas. Parece un gato cayendo del séptimo piso, un pájaro que perdió
el equilibrio en el aire, un equilibrista que vio un agujero en la red mientras
va cayendo, la tardecita, la explosión de un tsunami. Por eso si dijera mi tío
“Tengo problemas como el TOC” le recetarían algo para la caída. Todo queremos
ver una caída del tío, no es una caída, es una rompiente. La ONU la declaro una
de las siete maravillas de la expresión. Cuando el cae, los veinte clowns que
tiene adentro se despiertan y caen con él. Es como si callera la economía
nacional. Es una metáfora de la caída que siempre vamos a tener. Y verlo caer,
las sensaciones que despiertan son
varias, primero una ganas de querer que caiga, de empujarlo con la mirada, de
imaginarlo en el piso, después una leve sensación plena, como la que te hacen
sentir algunos artistas, de haber compartido un hecho completo, y después una
ganas de agarrarlo, de evitárselo. Y finalmente, como cuando vemos alguien una
caído, un enorme deseo de ayudarlo a juntar los pedacitos de sí mismos desparramados
en el hecho.
Porque hay que saber caer sin
saber caer y sin querer para nada caer, como los payasos, no sé si me
entienden. El después de la caída del tío, queda como una escena de crimen
(nadie quiere tocar nada) con la sensación de una bar de madrugada, y un
sentimiento de post guerra de reconstrucción de Europa, con la certeza de saber, de haber aprendido mas, de que una
persona pueda tener tantas cosas que se desparraman por el piso cuando cae. Porque
tío es expresivo, porque tío no sabe caer, pero sabe caer, no sé si me
entiende. Se desarma todo tío en el piso al caer, como si estuviese hecho de
ladrillitos. Uno ve fémur, los kilómetros de venas, omoplato, tobillo,
sorpresa, dignidad, relaciones rotas, besos, ausencias, alguna plata, un boleto,
todo caído y mezclado, en eso que ya no es tío, sino un accidente de cosas sin
esencia, que uno tiene miedo que se pierdan y se vayan por cualquier lado, que
se pierda una parte de tío antes que vuelva a ser tío. Entonces cuando tío se
levanta, todos esos clowns que tiene tío, en ese mismo acto vuelve a recuperar
toda la esencia en una misma cosa: él. Se levanta la dignidad, se levanta
Europa después de la guerra, y un poco nos levantamos todos con él. Cuando tío
se levanta es una bandada de pájaros huyendo asustada, es un boxeador recién
derribado, una bailarina tropezada, pero también es un presidente dándote a
entender que va a arreglar todo. Cuando tío se levanta, y esto realmente
sucede, uno confía en él, en que no va a caer nunca más, pero sabe por dentro
que en la próxima cuadra va a volver a caer. Cuando tío se levanta uno cae y se
levanta con él. Y en ese preciso instante las cosas tienen sentido, como cuando
uno ve una verdadera obra de arte, el desarrollo de un hecho en el presente, en
plenitud, y si está atento, si aprovecha ese breve instante, entra en el mundo
con el