Hablan los psicólogos de la circularidad de
la patología, uno no sabe mucho de eso, pero más o menos se imagina que sería así: Una acción de una persona en la realidad se vuelve una
conducta particular, y al poco tiempo en
otra realidad se vuelve la misma conducta, no porque la persona lo repita a
propósito sino todo lo contrario, porque considera el psicoanálisis que las
personas tienen estructuras personales que organizan la realidad en la mente, o
sea que no es que el hombre vuelve a hacer lo mismo sino que vuelve a actuar en
la estructura de la misma manera. Porque la estructura es eso, algo que
funciona siempre de la misma manera, un marco, donde se acomodan las cosas. Coincidamos o no coincidamos con esta mirada, esas son estructuras
individuales, pero nadie habla de estructuras sociales ¿Y porque socialmente se
repite siempre el mismo comportamiento? Eso es materia de sociólogos y ya lo
tendrían que empezar a investigar, pero es interesante ponerse a pensar por qué
se está repitiendo una forma particular de actuar. Hace años que en Argentina
de construyen mini apocalipsis que se diluyen a las dos semanas y ya nadie
vuelve a hablar de ellos. Son como tormentas mentales donde se enganchan todos,
hasta que se diluyen. El caso Nisman fue uno. En un principio se especuló sobre una cosa, una gran parte estuvo de acuerdo, se
hablo de crisis de gobernabilidad, el gobierno se terminaba en unos días. Y
podía llegar a matarnos a todos, como mató a Nisman. La consigna era “Todos
somos Nisman” A las dos semanas las razón de la muerte del fiscal eran otras,
la gobernabilidad no estaba en riesgo, y no parecía que nos fueran a matar a
todos en el baño. Nuevamente las mentes se habían tranquilizado. Lo extraño de
esos miniapocalipsis es que mientras están en ellos, los que están en ellos, se
creen que va a ser para siempre así. Y cuando se vuelven a meter en otro no
tienen registro que eso ya les pasó antes, que mientras estuvieron metidos en
el anterior se pensaron que iba a ser
para siempre así, y que no fue así. Es como si la realidad fuese una línea
temporal formada por momentos de calma y momento de caos, la calma conseguida,
el caos construido.
La particularidad que tienen las situaciones
es que tienen la sensación de eternidad, mientras las personas están en ellas
no saben que no siempre van a ser así y van a cambiar a la vuelta de la
esquina. Si nos ponemos a nombrar se pueden detectar una infinidad de
tormentas y calmas de acá para atrás ¿Cómo se vuelve a repetir una conducta
social una y otra vez si no es una estructura mental? Sin ir a la real y
compleja interpretación que no conocemos bien, de que las personas se meten en energías que
andan dando vueltas en el aire y esas energías las llevan con sus lógicas, el
rol de los medios en esto es fundamental. Pero hay un problema que podemos
analizar, que es la falta de registro de las personas de lo que sucede en
realidad. Solo ante personas que no tenemos registro de lo que nos está sucediendo, los mecanismos de construcción de lo simbólico que los manipulan pueden meternos en sus temas y climas, sus construcciones y sus trampas ¿De quién es
la culpa de la falta de registro? De las instituciones por un lado y algunos
medios privados por otro que dañaron la manera de pensar y de vivir de las
personas