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viernes, 6 de abril de 2012

El amaestrador de pájaros dos




Con ustedes señores de nuevo, el domesticador de pájaros! Hoy voy a hacer algo impredecible pero  predecible, hoy vamos a ir a lo impredecible para hacerlo predecible ¿Se puede hacer? No sé, es impredecible.  Vamos a volver predecible a un tero. Ya lo decía de mi tía, no hay que hacerle caso a la propuesta del tero. Ella tenía un tero en la granja que era el más engañador de todos, los tenía engañados a todos. Empezó haciéndole creer que los huevos estaban en otros lados, después ya les hizo creer que era la paloma de la paz, y finalmente les hacía creer que era el hijo que se había ido de los Giménez.
¿Cuantas veces nos ha engañado el tero? ¿Cuantos engaños les venimos soportando? Lo peor es que eso no es una estrategia estimado público, es una enfermedad, porque después se la creen ellos. Esta misma tía tenía un tero que se creía la propia mentira, se creía que los huevos estaban adonde él se ponía, que no había nada, y empollaba ahí, sobre el aire,  como una especie de empolladura psicológica
Y acá tenemos estimado público, a ese mismo tero, que el campo se llamaba Rejucilo, porque metía miedo como el rejucilo, y que yo adopté y le puse Bonifacio, con el que vamos a hacer esta maravillosa prueba de volverlo sincero. 
Vamosssss a volver sincero a un tero, vamos a sacarle ese vicio de ser escondedor. Pase Bonifacio
¿Qué trae Bonifacio en el pico? No pero esa es una hierva mía que me fum… pero eso no es legal Bonifacio, no en esa cantidad. Llévelo. No Bonifacio no lo muestre, cállese, no buchonee. Pero eso yo lo tenía bien escondido. Siempre exagera las cosas Bonifacio, algunas cosas si hay que esconderla, no se puede ser tan sincero ¡Viene la policía! Que lo tiro Bonifacio sos un rejucilo, tero mañero. Te pasaste de vuelta, me saliste buchón

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