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martes, 31 de marzo de 2015

Lo que está bien



En algunas ciudades las personas les tienen miedo a las condenas sociales, o sea a lo que un grupo de personas puede decir de ellos. Eso forma mucho más realidades que el deseo. Elijen tal carrera porque se acepta, tal persona porque se acepta, tal acción porque se acepta. Y sobre todo no elijen tal otra porque no se acepta. Cuando una persona sale de sí misma y elije su realidad en función de lo que quieren otros y no su deseo, de raíz ya se compro un problema. Las sanciones sociales han formado más personas que las escuelas. Cuando un grupo de personas se forma en función de un temor (tengo que hacer esto porque sino que van a decir de mi) no se puede esperar una sociedad feliz. El temor no trae felicidad, la causa construye la consecuencia
Ahora ¿Que es lo que decide que está bien en una sociedad? ¿Cómo se forma una regla de comportamiento social? No se ha investigado mucho eso. Una se imagina que un grupo de personas decide que algo está bien porque le conviene, sobre todo porque les conviene económicamente, y decide manipular a los demás para que hagan eso. Y a medida que van apareciendo personas nuevas con deseos nuevos y posibilidades de tránsitos nuevas, los educan, persiguen y manipulan para que abandonen sus deseos y se adapten a lo que se hace, que no es una ley universal, sino lo que decidió un grupo anterior de personas que se hiciera porque le convenía económicamente. Lo que las sociedades dicen que está bien es lo que un grupo de personas anterior decidió que estaba bien porque les servia así. Lo que está bien para una persona es lo que la intuición siente que está bien, no lo que propone su entorno. Los entornos no escuchan a las personas, las adaptan a sus necesidades
Traduzcamos entonces, cuando un grupo de personas te dice: Esto es lo que está bien. En realidad te está diciendo: Esto es lo que nos conviene. Si fueran sinceros y lo dijeran de esa manera ya no podrían manipular, la verdad no manipula y libera, no solo al que la recibe sino también al que la dice. Eso deberían aprender también los poderosos regionales, los mecanismos de la trampa hacen caer en la trampa también al que manipula el mecanismo



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