Voy a la terraza y practico taichí, la forma de la espada,
los primeros movimientos. Después practico la forma 8 y me veo en las manos
unos puntitos de luz. Son como cabecitas de alfileres. Después practico una
forma de chikung, subo los brazos y cada vez que los bajo siento una sensación como
si tuviera algo más en la espalda, algo más allá de la espalda. Me veo el aura
en los brazos al movimiento de los brazos, y vuelvo a ver los puntitos de luces
en el cielo. Termino la sesión con una cierta paz y bajo a hacer ejercicios del
libro de los ángeles. Después que hago los ejercicios mando reiki. Cuando le
mando a un amigo que está internado enfermo y necesita mucho apoyo, me veo la energía
en las manos, como una neblinita que alarga un poco más las manos, muevo las
manos y esa energía se mueve. Bostezo mucho, y me doy cuenta que suceden cosas
que no comprendo. Suceden muchas cosas que no comprendemos. De hecho, creo que
comprendemos muy poco de lo que sucede
Voy hasta el almacén a comprar dos empanadas, antes paso por
la esquina a saludar los perros de la manada. Están tres de ellos, siempre son
un refrescar del alma. Los tres hacen una fiesta, cada uno a su manera, Olivia,
enérgica como siempre, va y viene moviendo la cola y la parte trasera del
cuerpo. El triste no le hace honor a su nombre y se para, camina hasta mi con
pasos alegres y elegantes y frente a mí se tira panza arriba para que lo
acaricie. Yo me agacho a acariciarlo y lo aprovecha Olivia que tiene mi cara a
su altura para venir y lamerme. Antes había pasado tres veces cerca del triste lamiéndole
la cara a él. La negrita por su parte ladra y empieza a caminar en la dirección
hacían donde ella se cree que vamos. Olivia también va hacia la dirección donde
ella cree que vamos. Están acostumbrados a acompañarme a caminar por calle
Italia hacia la Avenida San Martin. Lo hacían cuando íbamos con el Firu, y
cuando el Firu falleció, lo hacían cuando yo hacía unas cuadras en esa dirección
para distenderme. Los llamo, les muestro la nueva dirección en la que estoy
yendo, y me acompañan los tres hasta el almacén, me esperan en la puerta, y después
vuelven conmigo
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