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lunes, 13 de mayo de 2024

Diario de un argentino. Lunes 13 de mayo. Aura

 


Voy a la terraza y practico taichí, la forma de la espada, los primeros movimientos. Después practico la forma 8 y me veo en las manos unos puntitos de luz. Son como cabecitas de alfileres. Después practico una forma de chikung, subo los brazos y cada vez que los bajo siento una sensación como si tuviera algo más en la espalda, algo más allá de la espalda. Me veo el aura en los brazos al movimiento de los brazos, y vuelvo a ver los puntitos de luces en el cielo. Termino la sesión con una cierta paz y bajo a hacer ejercicios del libro de los ángeles. Después que hago los ejercicios mando reiki. Cuando le mando a un amigo que está internado enfermo y necesita mucho apoyo, me veo la energía en las manos, como una neblinita que alarga un poco más las manos, muevo las manos y esa energía se mueve. Bostezo mucho, y me doy cuenta que suceden cosas que no comprendo. Suceden muchas cosas que no comprendemos. De hecho, creo que comprendemos muy poco de lo que sucede

Voy hasta el almacén a comprar dos empanadas, antes paso por la esquina a saludar los perros de la manada. Están tres de ellos, siempre son un refrescar del alma. Los tres hacen una fiesta, cada uno a su manera, Olivia, enérgica como siempre, va y viene moviendo la cola y la parte trasera del cuerpo. El triste no le hace honor a su nombre y se para, camina hasta mi con pasos alegres y elegantes y frente a mí se tira panza arriba para que lo acaricie. Yo me agacho a acariciarlo y lo aprovecha Olivia que tiene mi cara a su altura para venir y lamerme. Antes había pasado tres veces cerca del triste lamiéndole la cara a él. La negrita por su parte ladra y empieza a caminar en la dirección hacían donde ella se cree que vamos. Olivia también va hacia la dirección donde ella cree que vamos. Están acostumbrados a acompañarme a caminar por calle Italia hacia la Avenida San Martin. Lo hacían cuando íbamos con el Firu, y cuando el Firu falleció, lo hacían cuando yo hacía unas cuadras en esa dirección para distenderme. Los llamo, les muestro la nueva dirección en la que estoy yendo, y me acompañan los tres hasta el almacén, me esperan en la puerta, y después vuelven conmigo

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