Paso una época en la que estoy
entre dimenciones y siento que, llevado por el ruido exterior, la mirada
particular y ajena eso se empieza a perder. Empieza a ceder, no parece ser
siempre así, pero de todos modos se modifica, hay momentos en que la conexión
es más fuerte, hay momentos en que cede un poco. Voy a yoga y meditación con mi
maestro después de una semana de ausencia. Apenas empieza la clase de yoga la
conexión me muestra que iba a ser una clase diferente. Primer movimiento de
yoga guiado por mi maestro y siento una leve presión en el medio de la frente,
que se va a mantener toda la primera parte, siento y visualizo una pequeña luz
azul en la frente, en la zona del tercer ojo. En otra dimensión tengo azul en
el tercer ojo. Siento también una pequeña presión en el medio de la espalda y
me percibo con alas. Eso se mantiene toda la primera parte de la clase. 1 hora
y media más tarde estamos en la parte en que meditamos, mi maestro mantra un
mantra bello, al lado mío tengo a la mujer con la que tengo propuesto por la
virgen tener una hija de la luz. Me conecto con el mantra, lucho, voy y vengo,
pero por momentos entro en la conexión. Después de una hora de yoga y un rato
de meditación bien guiados en algún momento uno cede y entra en la conexión.
Siento un leve chucho de frio en la espalda y los hombros, en señal de pequeño
movimiento vibracional. Muchas veces durante la mediación se me viene la imagen
de la mujer que está a mi izquierda. Dejo esta a la imagen, la dejo ser. Y en
un momento ni pensado, ni planificado ni buscado, junto con ella aparece la
imagen de una beba, hermosa, clara la imagen. Regordeta. Alterno entre la
imagen de ella y la de la bebe, hasta que la imagen es de ella con la beba en
manos. Trato de sacarme yo de la construcción, de meter ahí la mente y poner
otro hombre con ella y la beba, pero la visualización, que es fuerte y clara,
no me deja determinarla, no deja que mi mente ni siquiera se atreva a meter a
nadie, me bloquea, soy yo el que esta ahí. El contenido es de la canalización y
no mío. No me deja salirme de ahí. Soy yo el que esta con ella y la beba.
Termina el mantrado y la meditación. Me alegro, no sé si voy a tener esa hija,
no sé si va a ser con ella, pero en el mundo astral no hay dudas de ese camino,
y se aparece ahí adelante ese destino. Esa beba, en el mundo astral, en el
marco de una meditación y un mantrado, con la mujer a mi izquierda, que es además
una mujer que amo, es lo más cerca que tuve de tener un hijo en mi vida
Vuelvo a casa caminando después
de las clases y todo el tiempo en el camino, como tantas veces, se me muestran
bebes, coches de bebes, juegos de nenes, y luces
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