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sábado, 19 de agosto de 2023

LA HISTORIA DE COJUDO MUERTO (de Marcelo Maggiolo)

 — ¿Estamos de acuerdo todos? ¿Cada uno sabe lo que tiene que hacer? ¿La bolsa negra para el secuestro está preparada? — Los tres hombres y la mujer solo tenían que esperar la señal. El corte de luz accidental acontecido a las 3 y media de la mañana les daría el tiempo necesario para el secuestro, y así lo hicieron.

Encapuchados y vestidos de negro regresaron a la tapera donde prepararon toda la logística de la operación. Aprovecharon a robar varios objetos de valor simbólico y algunos libros. Festejaron en silencio el éxito del plan.

El cuerpo fue colocado dentro de un caño de agua junto con las pertenencias robadas y luego lo taparon con tierra para y contaron una cantidad de pasos desde la tranquera. No dejaron señal alguna del lugar, ni una piedra, ni una referencia posible y guardaron el secreto durante mucho tiempo.

Fueron envejeciendo y nunca se habló del hecho cometido. Solo quedaba un registro: uno de los implicados era el fotógrafo del pueblo, y por lo tanto el que estaba en todos los eventos sociales. La familia celosamente cuidó que ni la lluvia, ni el arado ni ninguna otra cosa pudiera descubrir el cuerpo de aquella importante mujer yaciente bajo tierra.

El tiempo pasó, y también pasaron las costumbres. Fueron 18 años de invierno, de encierro, de vientos de odio y tormentas de plomo. Los autores del secuestro resistían escondidos, invisibles. Eran 3 catangos[1] incluyendo al susodicho fotógrafo, y una maestra.

Cada tanto el odio volvía en su tormenta y regaba con sangre las calles. Los perseguidos fueron militantes y sindicalistas, básicamente El ADN del peronismo: los trabajadores.

Varios inviernos habían pasado hasta la llegada de la primavera del 1983. El viento de ese año soplaba con tal fuerza que el campo y la ciudad se llenaron de brotes y flores, dejando atrás las lágrimas y el miedo.

Los autores del hecho se sacaron una foto en la plaza, ritual que repetían todos los años. El paso del tiempo había dejado sus huellas en cada uno: Raúl estaba gordo y nadie hubiese creído que de joven pesaba 65 kilos. Orlando intentaba con la barba ocultar la calvicie y para esos fines usaba una gorra todo el tiempo. A César mantener el secreto de lo hecho le había pasado factura y lo tuvieron que operar de quistes en las cuerdas vocales, estaba muy débil. En tanto Betina era ahora una mujer adulta que se había hecho cargo de la granja.

Todos los años en octubre se juntaban a comer un asado. Durante los 4 años siguientes permanecieron muy unidos.

Y decidieron revelar la historia sucedida. Convocaron a las autoridades del pueblo, a las fuerzas vivas del Paraje de Martinez de Hoz (Conocido por los lugareños con el apodo de Cojudo Muerto) y ante la presencia de un grupo de vecinos y militantes políticos cavaron en la chacra de la familia.

El tiempo había pasado, y reconocer el lugar del hecho los llenaba de incertidumbre y dudas. El filo de la pala encontró el caño de agua con tapa enterrado, dentro del cual estaban el medio cuerpo de Eva Perón, intacto, sin ningún rasguño en la piedra como también intactos el resto de los símbolos y documentos guardados. Osvaldo retrató el momento con la misma calidad, como lo había hecho en 1955 cuando junto a sus compañeros de militancia le arrebataron a la Revolución Libertadora la estatua frente a sus narices, evitando así que la pasearan atada a un vehículo para su total destrucción, y protegiendo así las raíces de su historia.

Betina no pudo contener las lágrimas, y entre abrazos los compañeros pusieron a la estatua en su lugar. Años temiendo por su vida y la de sus amigos. Ya liberada, sintió que atrás quedaría la división entre hermanos de un mismo pueblo. El mismo donde termina el ramal del Ferrocarril Sarmiento. El mismo de la resistencia en silencio. El mismo donde la estatua sigue aun hoy generando las mismas controvertidas reacciones.



[1] insecto, tipo escarabajo, que hace pequeños pozos revolviendo el suelo. De ahí se llamó "Catangos" a los trabajadores ferroviarios, peones de vía, que trabajan en el mantenimiento de los ramales.

 

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