Viernes 26 de abril
Ayer sentía la presencia de mi madre en la casa. Es una sensación,
se siente que alguien está. Y después se deja de sentir que esa persona está. Es
difícil de explicarlo, es como cargar algo más con vos. Algo que está atrás tuyo,
a tu espalda. Hoy la sensación que sentía era la presencia de mi perro
Firulait. Mi mamá falleció hace tres años, Firulait falleció hace tres meses. Sentía
fuerte la presencia de Firulait. Supongo que vienen a a acompañarnos, de vez en
cuando veo lucecitas que titilan frente a mí.
Ayer en taichí me ocurrió algo que nunca me había ocurrido,
siempre en taichí, en los ejercicios veo mi propia aura, ayer le vi un pedazo
breve del aura de un compañero, por la zona del brazo. Es como una telita
transparente encima del cuerpo. Había una pequeña luz en el salón que nos
acompañaba. Las clases de Chikun y taichí son brillantes. Tenemos un profesor
excelente
Hoy la computadora amaneció con un ventilador prendido que no
se apagaba nunca, la apagué, la prendí y el ventilador seguía prendido. Y el técnico,
un amigo, me dijo que la tocara abajo a ver si estaba caliente. La toqué y el
ventilador se apagó. Ahora tiene el ventilador apagado y la computadora me deja
escribir
Recién se despertó mi gata y se fue a los techos, ama estar
afuera, pero estuvo toda la mañana acá, durmiendo las sillas de la cocina
porque aun llovía. Es otoño en Junín, el clima se presenta invernal, las hojas
empiezan a amarillarse como si un pintor las fuera pintando una a una con una
paleta. Y los pájaros pasan raleados, de
vez en cuando uno atraviesa el cielo y le da vida. Recién pasó un gorrión, el
vuelo del gorrión es recto y hábil, es un pájaro pequeño de esta zona, que
nosotros venimos viendo desde que somos muy chicos. Las plantas que están frente
a mí mientras escribo, detrás de mi ventana, combinan amarillo con verde. Una
pequeña mariposa roja, de las ultimas del verano, una mariposa tardía podríamos
decir, se ve casi llegando a la esquina. Se ve el titilar del vuelo a lo lejos,
y se pierde enseguida de la vista
Tengo los calefactores rotos, debido a la crisis económica aun
no llamo al plomero, así que para calentar la casa prendo un breve momento el
horno de la cocina. Después lo apago y me abrigo bien. El gobierno que está en
este país le quitó el subsidio al gas y se dice que van a venir boletas con
mucho aumento. Eso se viene diciendo hace tres meses ya, desde principios de
verano. Eso hizo que a los argentinos se le sumara un problema y un temor. El
temor de no poder pagar el aumento de gas. Pero este temor en particular se le
sumó de mucho tiempo antes, el aumento fue avisado con tres meses de antelación,
como si quisieran que la población temiera, que estuviera tres meses temiendo
este aumento, como si quisieran que la población se estresara. A veces de la impresión
que el temor, el stress los alimenta. Por eso dan una mala noticia por día,
todos los días. Una población que está al límite de su resistencia y sus
recursos hay que tratarla con suavidad y con amor, como si fuera algo precioso,
algo que se puede romper. No obstante eso el modo que la tratan es con encono y
violencia. No termino de entender porque el gobierno actúa así. Yo, como muchos
argentinos, estuve tres pensando en el aumento del gas y el de la luz, que se anticipó
que iba a ser enorme hace tres meses ya. Entonces, ese aumento, no se sufre
cuando llega, se sufre desde tres meses antes.
Esta semana hubo una gran marcha universitaria, porque el
presupuesto universitario no le alcanza a las universidades. Cerca de un millón
de personas en capital federal, más unos cuantos más en el resto del país. El
gobierno argentino salió a criticar la marcha, a desinformar diciendo que ya había
girado la plata necesaria, algo que desmintieron los rectores de las
universidades. Y después, el presidente de este país en el que estoy, en un
congreso de empresarios, salió a dar un discurso haciendo como diez variedades
de voces distintas, diciendo distintas
frases con las que había sido criticado, una por voz, haciéndole burla a los
que lo habían criticado. No puedo decir en este diario que sensación me produce
eso, si enojo, lastima, preocupación, indiferencia o cualquier otra. Si he
notado, y voy notando, debido a todo esto y otras cosas, un creciente cansancio
que va creciendo en mí, de a poco, como una capa que se pone uno encima, un
cansancio que me toma los hombros, la espalda, la cara y después la mente. Un
cansancio que empieza en el cuerpo y termina en los ojos. Pero son los tiempos
que nos tocaron querido diario
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