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sábado, 17 de septiembre de 2022

1 2 3 4 . Capítulo 3. Agua en el cielo

Ese día escribió algo difícil, algo sobre lo que no tenía certeza, algo que no podía sostener que era algo claro que había canalizado, o que eso que había canalizado lo había canalizado todo, o llevaba a una certeza o una realidad, pero sintió que lo tenía que escribir. O así de lo hicieron llegar

Corría final de pandemia, abril o mayo, ya estaba enamorado de su alma gemela, y ya se encontraba chocando, rebotando, cayendo por esa situación, caminaba hacia el parque a entrenar Qi Gong, había mirado el cielo, había visto las nubes, y había visto con el tercer ojo alguna especie de ser acuático flotando por ahí, tipo ameba, o algo de eso. No había sido muy claro, no podía asegurar la visión, había sido más bien difuso. Se le había ocurrido una idea ¿Y que, si eso es agua arriba, mar, o rio y nosotros somos un pueblo que está abajo del agua, pero no lo sabemos? La sostuvo un poco pero no lo mantuvo, le pareció débil.

Tiempo después, muchos meses, corría septiembre del 2022, estando en lo de su maestro en yoga, mirando la heladera, había visto dos latas de una especie de gaseosa o algo que se llamaba Rabieta. Estaba debajo de todo en la heladera. había pensado en él, había estado hablando ese día con su maestro sobre que él no tenía que enojarse. Era impulsivo, y estaba cansado de cosas y de algunas personas, se enojaba a veces cuando le hacían algo mala leche, y ya no correspondía que lo hiciera, no en el proceso que estaba. Su maestro le había dicho vos no te tenés que enojar, ya se lo había dicho varias veces. Su otro maestro, de taichí había dicho varias veces algo parecido “No reaccionen” Él se había vuelto a enojar hacia unos días y miraba la lata de rabieta pensando “Eso me habla a mi” Su maestro se le había acercado a preguntarle como estaba, y él le había dicho que la heladera le hablaba, y le había comentado que le estaba diciendo teniendo en cuenta lo que estaba en cada compartimiento. Le había dicho, en el compartimiento de abajo, están las latas de rabieta, la rabieta, lo que vibra más bajo. Arriba estaban las de cerveza, el alcohol, después están las gaseosas, mejora la vibración, en el último compartimento está el agua, la mejor vibración de todas. Y arriba del agua está la luz de la heladera. Arriba está la luz. Y debajo de la rabieta no hay luz” Lo había dicho como una broma, pero después lo había pensado como un mensaje. Estaban las gaseosas, la azúcar, el gas, el carbono, o sea nosotros, y arriba estaba el agua, y arriba de ella estaba la luz. Con eso volvió a pensar que estábamos abajo del agua, pero no fue claro, no lo podía afirmar. No podía decir que estaba recibiendo un mensaje como todas las otras veces sino quizás forzándolo. O si recibía, no lo escuchaba con claridad como para estar tranquilo con el contenido

Al día posterior había ido a la plazoleta que iba a pasear a su perro y había pensado de nuevo, mirando el cielo, que estábamos abajo del agua, que arriba de eso había agua. Pero no era claro, no lo podía asegurar, no lo podía negar. Ahora mismo, mientras escribía eso el atrapasoles se ponía frente a él y el tanque de agua de su casa, sus ojos le mostraban eso. Los temas musicales que escuchaban hablaban todos de agua

En ese momento, escribiendo eso, se había acordado de unas canalizaciones que había buscado hacia unos 4 o 5 meses, donde caminando y grabándose con el celular había preguntado cómo se podía frenar la sequía, que había que hacer, y le habían mostrado todos tanques de agua y plantas en las terrazas, y le habían hablado de la importancia del gas y del agua. había canalizado, pero al igual que ahora no entendía, solo una cosa, le mostraban agua contenida en las alturas. Todas las veces que le mostraban tanques de agua le hablaban de agua contenida en las alturas. Y estar abajo del agua era eso, agua contenida en las alturas. Pero no podía asegurar nada, ni plantear que canalizaba claro lo que canalizaba.

El día posterior al día que estuvo en la plazoleta pensando lo del agua, había ido al baño de su casa, y observando de nuevo los compartimentos de un pequeño ropero que tenía, había visto todos los algodones que habían quedado acumulados ahí, paquetes algodón que había dejado su madre hacía un par de años, eran de ella. Como estaban dispuesto los paquetes de algodón con el algodón saliendo afuera, le parecieron nubes. Y arriba de todo al final del aparador, los ojos se depositaron en una mancha de humedad, bastante más alto que los algodones. Humedad, agua, arriba de los algodones, las nubes, agua arriba de las nubes

 Entendió que de nuevo le decían algo que tenía que ver con agua arriba, agua acumulada o contenida arriba, porque las manchas de humedad estaba contenidas. Ahora mientras escribía esto le mostraban las palabras realidad y verdad absoluta

Se lo había puesto a escribir porque lo tenía que escribir, era el pacto, pero no lo sentía claro, aun le parecía forzado

De todos modos, se lo había puesto a escribir y lo había publicado. Finalmente antes de dejar de escribir sus ojos se habían depositado en la parte de arriba de una chimenea de chapa que estaba en su casa, que estaba cubierta por una cubierta circular redonda, tipo casita, de chapa, que tenía  forma de cúpula. Pensó que le estaba mostrando que estaban en una cúpula. Esa parte de arriba de la chimenea estaba oxidada por el agua de lluvia, o sea, oxidada por al agua arriba. Y después le había mostrado el tanque de agua, que estaba más arriba que la cúpula de la chimenea. Cúpula y arriba tanque de agua,  agua arriba contenida. Las palabras que leía en la pared ahora le decían “Verdad absoluta”

Había anotado todo eso, y había dejado de escribir

Lo había terminado de escribir y lo había publicado, todo le hablaba, pero aun no le parecía claro. Pero hacia dos o tres días que le mostraban una olla de cerámica, de barro, un adorno bien grande, que era de su madre y que el había puesto arriba de la mesa justo delante de sus ojos, Y en la que sus ojos se depositaban, y él sabía que le decían algo pero no sabía que. La olla era redonda, era una hondonada, le decían ahora mientras escribía. Y estaba tapada con una tapa arriba, la tapa también en forma de cúpula. Una voz le decía “¿Esta claro ahora?” Y los ojos le mostraban botellas, vacías de adorno, una botella que parecía una botella para poner mensajes de náufragos, y vasos, y copas y tasas, y la palabra ritmo, que sería lo mismo que decir vibración, el ritmo era una vibración. El texto que estaba escribiendo tenía como título “Historia de un naufragio” Y el tema que escuchaba decía “Yo me transformo en agua” Y después seguía “Bastara solo con verte, con ver tu cielo de frente” Y después de escuchar eso le mostraban frente a él, en la terraza de enfrente, que era la terraza de él también, a la perra amiga de su perro Firulait, que se llamaba Dora. En el bastara solo con verte había aparecido Dora enfrente de él, enj la terraza de enfrente,  justo en la parte de Cielo de frente

También le mostraban platos, que es lo mismo que decir hondonadas o fondo. Y un gorro amarillo en forma de cúpula, que se había comprado en la salada, que tenía de nombre Salada, o sea, mar. Y del libro que tenía la palabra taller, solo la silaba ta, que le estaba diciendo que tenía que dejar de escribir. “Ciudad paralela” Era una construcción que le mostraban ahora “Busca la salida” Era otra. Amor, honestidad, hoy, verdad absoluta, eran todas construcciones que le mostraban

Y haciendo caso, como siempre, había dejado de escribir. Antes de eso había pasado por el baño, había visto la mochila de agua de su inodoro, que no estaba a la altura de la mano, estaba arriba de todo, justo pegada al techo. Era una mochila de sistema viejo. Agua contenida en el techo. Tenía una cadena colgando, llena de eslabones, con la que se tiraba el agua. Cadena de eslabones y agua arriba de todo, casi en el techo. Y en el techo, la luz

Y ahora sí, había dejado de escribir

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