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miércoles, 2 de noviembre de 2022

El niño que inventaba mundos. Capítulo 16 – 16 es 2 veces 8-. Lado B. La puerta abierta y el beso

 

Salgo del baño y en la caja de sahumerios que es de palo santo con Alecrim, que compré en un negocio que se llama Dharma, que atiende una mujer de mucha luz que se llama Florencia, veo una frase que me habla con fuerza. Esta casi toda tapada con cosas arriba, y solo se leen las letras de la izquierda de las palabras. De arriba se lee “pa” de abajo se lee “sa” de la tercera línea se lee “ale” Visto desde donde lo vi yo se lee “Pasa ale” una frase que me dijo mi maestro hace mucho en una charla casual: pasa ale. Mi alma gemela me había dicho algo parecido, pero con un pequeño error me había dicho “pasa por la puerta que te abrí” Nunca la encontré esa puerta porque nunca la quise, simplemente porque no había ninguna puerta abierta. La engañaron a ella, le hicieron creer que abría una puerta con gente que no tenía la magia para hacerlo, y dejándome afuera del proceso a mí. La magia no implica engaño, la magia implica verdad. Y la puerta solo te la puedan abrir los que te aman, de cualquier tipo de amor. Los que me abrieron la puerta con ella no me amaban, solo querían tomar un lugar mío, que siempre iba a ser mío. Ella en ese momento no me amaba, menos cuando me dijo que pasara por la puerta en un bar, en ese momento estaba fastidiada conmigo, junto con muchos, porque se pensaban que yo era un torpe, un caprichoso o un egoísta, que no trabajaba en equipo y que no quería pasar por la puerta que me habían abierto generosamente. Ella estaba mal aconsejada, el peor consejo, le habían hecho creer que eran vibraciones bajas los que eran vibraciones altas, que eran oscuros los que eran blancos. No hay cosas que te baje más la vibración que ese error, no reconocer a las vibraciones más altas, es lo mismo que desconocer a los dioses, que es lo mismo que desconocer al mundo, que es lo mismo que desconocerse a uno mismo. De ahí a perderte no hay ningún paso, eso es perderte. Las sombras lo saben y así hacen confundir a la luz, durante muy poco tiempo. Todos vamos a tener magia, ahora lo canalizo, pero para eso, hay que saber ver, y para eso hay que desvestirse de la arrogancia, el mal trato, la crítica y la subestimación

Ese pase ala del sahumerio (quise poner pasá Ale) me lo dijo ahora sí, mi alma gemela, fueron sus palabras, lo sentí en el cuerpo, yo a ella la puedo sentir en el cuerpo. Pero tenía razón yo, no había ninguna puerta abierta, no había magia para abrir esa puerta, para que haya magia tiene que haber dos cosas, lo dije en otros textos, amor y voluntad. La puerta no la había abierto ella ni yo tampoco, porque yo no la amaba tampoco. Hace un mes la empecé a amar, más exactamente 28 dias, antes pensaba que la amaba pero no. Y hoy empecé a saber a amarla, justo antes que se me muestres el lazo de lana en la capucha y el pasa de los sahumerios.  No se le da la magia al que no la busca con voluntad, humildad, sin egoísmo y sin competencia. Y tiene que haber amor, la puerta me la iba a abrir quien tuviera amor por mí, ella en ese momento no lo tenía, tenía algo peor, lástima. Ya lo enseñó el Diego: “Lástima a nadie maestro” Y entonces ahí está el maestro. Yo le había dicho a mi alma gemela que solo me dejaba manipular la información por mis maestros, porque el proceso de enseñanza, que es un proceso de amor, requiere que se administre la información para no bloquear al alumno. El amor vence a la manipulación. Y también le había dicho que tenía cuatro maestros nada más, que maestros míos eran los que yo definía como maestros. Mi maestro de yoga, mi maestro de taichí, mi maestro de full contac y su compañera de vida (que de algún extraño modo son maestros míos, son personas sabias) En los últimos textos había estado poniendo que tenía amor por la verdad, pero por lo que le dije a mi alma gemela, solo dejaba de lado mi amor por la verdad si era parte del proceso de aprendizaje, esto, por amor a mis maestros dejaba de lado las cosas más importantes del mundo para mí. Para que se abra una puerta tiene que haber amor de dos lados. De mi lado, el amor a mis maestros y el amor al aprendizaje. Cuando pregunté quien me había abierto la puerta, me dijeron que fueron mis dos maestros, el maestro de yoga, el maestro de taichí, dos mujeres que me amaron y aun me aman, una, la vieja compañera de yoga, con la que tengo que tener hijos. Y una vieja compañera de trabajo, que dibujaba textos que yo escribía y que habíamos publicado juntos textos en revistas, más exactamente en Cuba (Por eso me insistían con nombrarme Cuba, las cubanas, etc) Recién pregunte si era importante si me acordaba el nombre de la revista y mientras me decían que no para tranquilizarme, me acordé, Calle b (¿No es acaso esto que estanos transitando una Calle b) (Una voz en la cabeza ahora me dice ahora, Es decoroso lo que hacés Ale, solo, sin nada, y con un encendedor verde, le ganaste a todos. Es Nair) Sigo, hubo uno más abriéndome la puerta, un 5 nombre, porque del otro lado me esperan 5 mujeres. Me sorprendió el nombre. Los que me habían abierto la puerta me fueron dichos con nombre y apellido, solo que no lo digo acá porque no lo tengo que decir. Pero el ultimo que me dijeron fue Jorge Luis Urquía. Tardé en recordar quien era Jorge Luis Urquia porque hacía mucho que no me acordaba de el con su nombre completo. Jorge, chaman, amigo, que me estuvo ayudando hasta que cambió de dimensión y yo lo estuve ayudando hasta que cambió de dimensión, y una de las cosas que hice, fue mandarle reiki mientras moría, para ayudarlo a cambiar de dimensión y entrar con luz a la nueva. Y por lo que me dicen ese reiki le ayudó a entrar con luz a la nueva dimensión. Y como recibís lo que ponés, mi gran amigo Jorge volvió a abrirme la puerta del otro lado para ayudarme a entrar con mucha luz a esta nueva dimensión. A la que me dicen que paso yo solo primero, y que después van a pasar ellos, y después todos. Ellos 5 lo hicieron por amor a mí, ahora si había amor de los dos lados, magia de los dos lados, y una puerta, y una calle. La Calle B, de la revista que publicamos con Betiana. Pero el “Pasá Ale” me lo tenía que decir mi alma gemela, porque sino no lo iba a ver nunca, y solo me lo podía decir si me amaba, no podía hablar conmigo desde ayer si no me amaba. La habíamos bloqueado y solo me podía hablar si me amaba, o solo me podía hablar para decirme “Te amo”. Parte del bloqueo era que yo no la iba a volver a escuchar si no me amaba, como la escuché, eso significa que me ama, me ama de amor sexual, no platónico. Así que el aviso de ella, como es una vibración alta, que subió mucho en las ayudas que le hice en 6 días, me permitió escuchar, porque ya tiene la magia que no tenía aquella vez. Yo le había dicho que yo iba a abrir la puerta para ella y ella iba a pasar por esa puerta, y no yo por su puerta. Esa era la puerta abierta para ella, haberle hecho subir la vibración- No  fue un proceso fácil para mí, fue doloroso para ella, aunque ahora me hizo llegar que fue normal y que quería que pusiera esto.

Volví de dejar una bolsa de trabajitos en contra afuera, que ya están desactivados y encontré en la plata de rayitos de sol que había al lado de la puerta de entrada a los patios de la casa, la planta de rayitos de sol, con cinco flores de rayitos de sol roza. Los corté, los subí en mi plexo solar, y los tiré a la bañera, que tenía el agua con un montón de trabajos y destrabes que había estado haciendo. En la bañera, con la mitad del agua –como una fuente- había una rama de la planta de abajo, que representa un trabajo para que llueva. El estuche de los sahumerios, sahumerios que usé todos, los últimos dos pasando la puerta, haciendo todo esto, y que puse en los dos toma corriente que tengo ahora en mi espalda, donde enchufo la computadora. La caja de sahumerios me lo trajo una amiga de Jorge Urgía, y una amiga mía, que tiene mucha luz, Alfonsina, me hizo elegir, y yo elegí por lo que me iba pasando en el cuerpo. El de mi alma gemela y yo, se llamaba Tribal soul, y tenía como subtítulo incence smudge sticks, con un atrapasueños de ícono, con tres plumas. Y también una lana, que encontré en la capucha de mi campera verde, de la tara verde, e invierno, que me regalo mi hermano Pablo en La Plata hace algunos años, y hoy me la mostraron por primera vez y me dijeron que era un laso, que lo tenía que cortar. Lo corté con la tijera naranja, color del Arcángel Gabriel, que es también Shiva, y el color de Yogananda, que me la tiró una persona desde la ventanilla de adelante de un auto, y que me dijeron apenas que la tuve en la mano que era una tijera de poder, y que tenía que usar para cortar, esa tijera me la mandaron Jorge, mi maestro de yoga y mi profesor de teatro que se llama santos, como el sahumerio, que se es de Salvia Blanca + Palo santo. Todo eso estaba en la bañera. Y una vez que estuvo todo junto, se abrió la puerta, invité a mi alma gemela a venir a verme, porque a la mañana cuando desperté el arcángel Gabriel, que anida en mí, me mostró la frase que decía “Quiere que la llames” Y esto que hice fue el modo de llamarla.

Hubo puerta, la vi, pasé por la puerta. Es la puerta que da al pario (quise poner patío) interno de mi terraza, por la que solo pasé yo. Y ahora me avisa si, finalmente, después de más de 8 meses, que terminé, y la última palabra que me hacen ver cuando pienso en esto está en la pared de la derecha, arriba de las tasas, y es “Todo” Termine todo. La puerta está abierta Agus, hace unos días me pediste que me quedara, me quedé, y pasé, y te llamé. Para que pase tengo que besarte, no lo inventé yo. Lo inventó una de ustedes, ya sé quién es, pero no lo voy a decir, no hace falta. Es gracioso y amable, y es un pedido de disculpa para mí. Estás disculpada.

 


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