Dice Paramahansa Yogananda en Autobiografía de un yogui, en su capítulo Visitamos Cachemira “...Jesús se ofreció a sí mismo como rescate de muchos. Con sus poderes divinos…” Ahí hace una cita con el número 4, y en la cita al pie de página amplía “Cristo dijo poco antes de que fuera conducido a la crucifixión ¿O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondría al punto de mi disposición más de doce legiones de ángeles? Más ¿Cómo se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder? ...” Y retoma enseguida, al regreso de la cita “Cristo jamás hubiera quedado sujeto a la muerte por la crucifixión si él no hubiese querido, voluntariamente con la sutil ley cósmica de causa y efecto. Él asumió en sí mismo las consecuencias kármicas de otros, especialmente las de sus discípulos. De esta manera estos fueron notablemente purificados y capacitados para recibir la conciencia omnipresente o Espíritu, Santo (quiero poner espíritu santo y se pone solo espíritu, santo), que más tarde descendió sobre ellos. Únicamente un maestro que se ha unificado a Dios puede transferir su energía vital o transmitir a su propio cuerpo las enfermedades de otros…”
Sobre este
pequeño debate introducido en su tema Yogananda amplía un par de párrafos más
adelante “…Las escrituras hindúes indican que el primer deber de un hombre es
conservar el cuerpo en buena condición; de otra manera, su mente será incapaz
de permanecer fija en la concentración devocional…”
Para redondear en el párrafo
posterior “…Una mente poderosa, sin embargo, puede transcender todas las
dificultades físicas y obtener la unión con Dios. Muchos santos han hecho caso
omiso de las enfermedades, transcendiéndolas, y han tenido éxito en su búsqueda
divina. San Francisco de Asís, agudamente atormentado por diversas afecciones,
sanó a muchas personas, e incluso resucitó a quienes habían muerto…”
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