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miércoles, 26 de octubre de 2022

80. 2. Mural sagrado

 


 

A la noche llueve, ni mucho ni poco, algo. Sumado a la lluvia del viernes anterior le va sumando para revertir la situación a las personas que necesitan de la lluvia (esto es, todas) A la mañana me despierto solo a las 6 de la mañana, sé que tengo que ir a meditación de manera presencial, por eso me despierto solo a las 6 de la mañana. Como todos los amaneceres mi gata colorada con nombre de dragona Saphira se me acuesta en el pecho y me toca con las dos manos el comienzo de los pectorales y el final del cuello, trabaja la energía mía Saphira ahí. Mi perro Firulait la completa poniéndose a mi izquierda entre la ventana y yo, a la altura de mi cabeza y mi cuerpo, moviendo la cola y saludándome. Este día Firulait hace algo más, me lame el hombro izquierdo, que es el que tengo lastimado. Me levanto, voy a meditar, llego un poco más temprano, así que doy una vuelta manzana para hacer tiempo y dando la vuelta manzana llego solo a la virgen que está en el ferrocarril, con un banquito adelante. Ya había estado un par de veces ahí y esas veces me había canalizado cosas importantes. Voy llegando, hay una mural atrás, lo voy mirando y el mural se vincula con todo lo que había pasado ayer a la noche. Una cara tiene un tercer ojo, arriba, con el que veo. Arriba el chacra corona abierto, con el que nos conectamos. Al costado derecho hay unos pulmones pintados, con los que nos conectamos con el aire, se vinculan con la aspiración y el soplido de anoche. Y al otro costado hay dibujado un corazón, chacra cardiaco, se vincula completamente con el trabajo de anoche y la canción que lo acompaño “Yo vengo a ofrecer mi corazón” Ese mural acompaña a la virgen, que es la que estuvo trabajando anoche en el trabajo de limpieza encargado. Y cada parte del mural que está al lado de esa virgen, habla de una parte de ese trabajo realizado anoche. Voy a meditación, hay gente. Hacemos la meditación, durante la meditación veo todas cosas realizadas al trabajo de anoche, todas blancas, de la luz, con la luz atravesándome de lleno. Hablamos de la lluvia antes de la meditación, nos preguntamos si llovió lo suficiente. Después de la meditación y ya de regreso a casa, vuelve a llover un poquito más por las dudas. El cielo está abierto, ahora va a llover más fácil, de acá a fin de año. Anoche cuando termino el trabajo que me pidieron y lo publico, me llega la información que el trabajo tenía que llegar a las 48 visualizaciones en las estadísticas internas que tengo que solo puedo ver yo. Me olvido de esto, hoy a la mañana llega a un número y no se mueve de ese número, está varias horas en ese número de visualizaciones del texto. Cuando noto la rareza y me fijo porque está clavado en ese número y no se mueve, que número es ese, me doy cuenta que el número es 48, mi edad. Formado por el 4, la hora que tuve que subir a hacer la limpieza, las mujeres de la profecía, el nombre de mi blog (Cuatroliberos) y el 8, el número infinito formado por dos 0, dos infinitos más. Al momento de publicar este texto hace rato que el número de visualizaciones de el texto anterior está en 48, el número pedido ayer. Publico el texto y se mueve a 50, que representa una mitad

 

 

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