Me levanto, domingo de
mediados de octubre, un año que transcurre en medio de la magia, la magia
blanca, la magia pura, la magia de las vibraciones altas y su ayuda a todos
nosotros, y los infantilismos con que muchos usan la magia, producto de
encontrarse algo nuevo con algo viejo, que no se termina de saber mezclar, la
magia nueva y la irresponsabilidad vieja. Tengo que escribir textos para publicar
en los blogs, son tres blogs, tres abordajes diferentes, no se cual voy a
alimentar. Esto es fácil, si la nota no es artística sino más periodística,
investigo para escribir, abordo libros y estudios que todavía tengo que
realizar y de paso produciendo aprendo. El libro de Yogananda se me muestra una
y otra vez, varias veces en el día, más que nunca. Me llama a leerlo, y
escribir la nota sobre él, sobre un contenido que tengo que leer y aprender de
él. No lo hago sino hasta el final de la noche. Antes de eso durante el día,
paso por la Clínica Centro, como todos los días y hago lo que vengo haciendo
hace unos días, pido a las vibraciones altas que me acompañen en el proceso, me
vuelvo un canal de dimensiones, y pido que me den un pedacito de la enfermedad
de alguno de los que están padeciendo ahí adentro, para tomarlo en mi cuerpo,
sacarle un pedacito de su pesar, ayudarlo a llevarlo, y descargarlo al piso
pasada la clínica. Lo hago también con los problemas psicológicos de los que
están en la clínica psiquiátrica Villafañe. A la tardecita estudiando un
unipersonal de teatro por la calle voy a pasar de nuevo de casualidad por la
clínica Villafañe y voy a volver a pedir un pedacito de su problema, para
tomarlo en mí y descargarlo al piso. Terminado de hacer eso siempre pregunto y
se me quedó algo a mí y como me lo saco, por ser responsable más que nada, y siempre me dicen lo mismo: No te
quedo nada. Transcurre el resto del día entre otras muchas cosas, desarmar
trabajos que me voy encontrando o con los que me voy encontrando, que me van
marcando. Estudio de letra de teatro, escritura de obras de teatro. Hasta que
llega la noche, decido trabajar los blog, abro el libro Autobiografía de un
yogui y empiezo a leer donde había dejado la vez anterior. Empiezo a leer, veo
que son aprendizajes con parlamentos extensos, se me ocurre que me va a costar
extractar una pequeña nota para el blog, pero algo me dice que siga leyendo,
que va a aparecer sola la nota, el extracto que quieren que publique, que tenga
fe. Apenas de empezado a leer, encuentro el extracto. Tiene que ver con lo que había
estado haciendo yo todo el día y los días anteriores. Hago la nota del extracto,
la nota es esta:
Dice Paramahansa Yogananda en Autobiografía
de un yogui “…El método metafísico para la transferencia física de las
enfermedades es conocido por los yoguis más adelantados. Un hombre vigoroso
puede ayudar a uno más débil a llevar su pesada carga, un superhombre
espiritual puede aminorar los problemas físicos o mentales de sus discípulos,
asumiendo parcialmente la carga karmática de ellos. Así como un hombre rico
pierde algo de dinero cuando paga una deuda grande por su hijo pródigo- el cual
es así salvado de las nefastas consecuencias de sus maldades- así el maestro
sacrifica voluntariamente parte de su fortuna física para aligerar la miseria
de sus discípulos…”
Y amplia con una cita a pie de
página al final de esa última frase, que lleva el número 3 “Muchos cristianos, incluyendo
a Teresa Neuman están familiarizados con la transferencia física de
enfermedades”
Para redondear en el párrafo que
viene a continuación “…Por medio de un método yóguico secreto el santo une su
mente y su vehículo astral con los del individuo que está sufriendo y la
enfermedad es soportada totalmente o en parte por el cuerpo del yogui. Habiendo
cosechado a Dios en el campo físico a un maestro no le importa lo que le pase a
su cuerpo. Aunque pueda permitir que este sufra determinada enfermedad para ayudar
a los otros, su mente jamás se ve afectada, y él se considera un afortunado de
poder prestar su servicio. El devoto que
ha adquirido su salvación final en el señor encuentra que se cuerpo ha cumplido
plenamente con su objetivo y, entonces puede usarlo de la forma en que
considere más conveniente…”
Para clarificar un poco más en
el párrafo posterior: “La obra de un gurú en el mundo consiste en aliviar las
tristezas de la humanidad, ya sea mediante recursos espirituales, a través de
consejos intelectuales, por medio de la fuerza de la voluntad o por la
transferencia física de las enfermedades…”
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