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viernes, 23 de septiembre de 2022

1 2 3 4. Capítulo 6. Volverse práctico

 

Algo particular había pasado cuando su amigo había venido, atendiéndolo en la puerta sus ojos se habían depositado en un diario La Verdad que estaba tirado en el piso al lado, pero solo en la parte de Verdad. Le estaban diciendo que su amigo estaba trayendo verdad apenas había entrado ¿Por qué? Ese día iban a pasar un montón de cosas, iba a hablar un montón el universo. Esa reunión iba a ser relevante, rápido para las acciones y para cambiar escenarios, tres horas después iba a volver a cambiar todos los escenarios. Estaba escribiendo lo que escribía y su alma gemela le seguía hablando con la música que le ponía en el oído, además de las frases, toda la noche le había puesto en el oído la frase “No te vayas” Ahora le había puesto en el oído el tema de Drexler “Eco” que había empezado diciendo “Yo soy solo uno de los dos polos, de esta historia la mitad...” Y después cosas como “Mi tormento, mi dulce complemento…” “Deseo, mire donde mire te veo…” “Dulce magnetismo… dos cargas opuestas buscando lo mismo…” O por lo menos eso percibía él, que se le hablaba de manera telepatía.  Claro que varios en la ciudad por percibir eso y comentarlo habían empezado a decir que estaba loco. Era extraño, lo más decían que estaba loco, eran los que más dudaba si ellos mismos no estaba locos. Y en vez de tratar su problema con la construcción de su propio sentido, lo ponían en los demás, que implicaba menos trabajo. Eso del rechazo personal y el mensaje telepático había pasado mucho entre él y ella, ella rechazándolo de plano en el plano físico, remplazándolo por imitadores, vendedores de humo que la manipulaban con espejitos de colores, máquinas de humo, y alguito de magia de la mala. Reclamo con telepatía en el mundo, pero rechazo y reemplazo en el mundo físico, no una, no dos, no tres, cerca de diez veces este año. Este último movimiento de él, le iba a hacer entender una de las dos cosas. La crueldad toxica de ese movimiento, de rechazo en el mundo físico para el que no sos digno, pero te reclamo en el mundo sonoro, mágico, telepático, en el que si sos digno porque no nos escucha nadie y no nos ve nadie, no me quemo con vos, no tengo que justificarte ante nadie. Él entendía que ese mundo físico en el que lo rechazaban era un mundo delirante, un mundo físico construido a través de la arrogancia el egoísmo y la maldad, un mundo físico en el que estaban destruyendo el mundo. Él solo estaba acá porque los dioses se lo pedían, si fuese por él ya se hubiese ido. No le interesaba para nada el mundo físico y lo que creían que le tenía que importar, solo estaba acá trabajando para los dioses. Mientras lo mantuvieran acá iba a estar, él obedecía, solo a los dioses y sus maestros. A los otros, a ninguno, como nadie tenía que obedecer a nadie. Nadie conoce los mecanismos de existencia y de intuición de nadie. Cada intervención o manipulación era una invasión arrogante. Solo los dioses sabían hablarle a las personas y los maestros que eran elegidos por las propias personas, no por sí mismos. En el caso de él, sus maestros sabían que eran sus maestros porque se lo había dicho él. A todos los otros, a los que no les había dicho que eran sus maestros, eran solo sus maestros en su fantasía. Y de fantasías no están hechas las realidades personales

 Ahora ella iba a tener que tomar una opción no toxica, lo aceptaba en todos los mundos, lo que había propuesto el universo, la fuente. O lo soltaba, en todos los mundos, que también lo había propuesto el universo, la fuente. Pero no aceptarlo y aferrarlo, esa opción toxica ya no existía. Tres horas después de ese encuentro, cansado ya de este mundo y los oscuros que lo oscurecían y a los que no le dejaban destrozarlos, porque eso quería por momentos, y no le queden dudas que eso podía hacer solo, sentado donde estaba, con dirigir la mente solo un segundo. Pero siempre le decían que el cielo le tenía destinado algo más luminoso, más claro, más blanco. Y él obedecía, siempre obedecía, era un obediente de Dios. Tres horas después de ese encuentro iba a mandar un mensaje a su alma gemela y decirle que se iba de su vida, y después la iba a bloquear y se iba a ir en serio de su vida

 

Una sesión de reiki multidimensional, multitemporal, multicanal

 

Su amigo entró, tomaron mates, charlaron cosas, le canalizó cosas con las palabras que había en la pared, y pasaron a la sesión de reiki en la camilla. Ya en la camilla fue la sesión en la que más vio, todo el tiempo aparecieron cosas. Su amigo tenía un dolor en la parte izquierda del cuerpo, en la panza. Mantró el seiheki muy alargado y agudo, vio una luz que a su amigo lo partía en dos desde la mitad del cuerpo, lo atravesaba todo desde el medio y lo llenaba de luz. Después su amigo le iba a decir que en ese momento había sentido como el cuerpo se le había partido en dos y había caído a ambos lados de la camilla. Él mientras mantraba, daba reiki y canalizaba le iba diciendo lo que iba viendo con el tercer ojo. Esa vez más que tener una visualización o una conexión le pareció que habían estado en otras dimensiones directamente, de lo real que había sido. Le pareció que se había plegado el tiempo y habían estado en varios tiempos y dimensiones a la vez con portales que se habían abierto a distintos lados del espacio. Hacia los pies, un portal hacia otra dimensión, que había traído una nave extraterrestre. Hacia la cabeza de ellos, atrás de ellos, un portal hacia el futuro, donde el veía una escena del futuro. Hacia arriba de ellos un portal hacia vibraciones más altas donde lo veían desde vibraciones bien altas. Hacia los costados portales desde donde habían salido todo tipo de seres interdimencionales y trabajaban sobre el cuerpo de su amigo. Lo que le pareció es que se había plegado el tiempo y el espacio en ese momento, se había juntado todo para un fin benéfico, ayudar a su amigo. Todo eso pasaba desde su tercer ojo, por sus manos y su cuerpo y en el espacio que habría la vibración del mantrado. Pasaba por su tercer ojo, era recibido y aceptado por sus cuerpos, era trasladado a la camilla y el espacio en el que estaban, y se convertía en un espacio interdimencional. Pero sus manos, que en ese momento no eran sus manos sino de los dioses eran fundamentales, y vibrar la vibración del Arcángel Gabriel también

 Ahora mientras escribía le decían que no era esa la interpretación y se la ajustaban para que hablara con justeza, que estuvieron en varias vibraciones a la vez, que seres de distintos lados se habían encontrado en un espacio sin lados, un canal de luz en una misma vibración, que acordaron para trabajar juntos. Y que las manos habían sido fundamentales, las manos unían mundos, porque estaban en ambos mundos o varios mundos. La vibración, el mantrado había sido la sintonización y el tercer ojo el tránsito. La ilusión la luz, y el amor el mecanismo. Eso le avisaban que había pasado. Y él siguió escribiendo

En la sesión apenas se acostó su amigo, él sintió,  mantró y vio que tenía unas arañas gigantes en el cuerpo, sobre todo a la altura de la panza y el pecho. Mantró bien fuerte, bien agudo, el espacio se llenó de arañas, en el piso, colgando de las paredes, volando. Así se le materializaban los parásitos. Las aisló a todas en vidrio, y las puso en el piso. La grande que tenía en el pecho no se quería ir, y en ese momento se abrió un portal arriba de él, a la derecha y apareció un ser parecido a un elfo, sin luz, pero sin oscuridad y se la llevó para arriba. Él después conectó con eso y ahí donde estaba la aisló hasta que cambiara la manera de actuar. Pidió permiso para eso y le dijeron que estaba bien. Después fue lo de la luz que lo atravesó al medio. Después bajaron dos seres parecidos a elfos o avatares, Avatar, con un niño en brazos. En ese momento él estaba mantrando el seihe ki agudo y eso le hizo subir una pelota negra oscura, como de brea, que le salió del costado que su amigo tenía el dolor. Después mantró, buscó más, y subió una más chiquita, también negra, oscura y redonda. Los seres que habían bajado de un plato volador que estaba estacionado frente a ellos, a la altura de los pies de su amigo, abrieron una pequeña caja que tenían en la mano y las dos bolas negras volaron hasta ahí, se metieron adentro, y ellos las taparon. Después le dijeron que le pidieran perdón a su amigo de su parte y se fueron. El siguió mantrando, en ese momento a la parte de la espalda de ellos se abrió un portal y vieron la construcción de una ciudad del futuro, una nave extraterrestre de la que bajan cajas y cajas. Su amigo estaba ahí y coordinaba el trabajo, estaba en paz, trabajaba, hacia, ponía cajas. Estaba con toda una túnica blanca con capucha de mago, que ya le había visto, acompañado por una mujer y un niño. Esa imagen se fue de frente, y la vio de frente. Mientras mantraba y veía iba contando. había aparecido una mujer morocha, también media elfa, media maga, que estaba con él en esa ciudad, junto con otra mujer que parecía ser la madre de los hijos que él tenía. había un hijo y un bebé en la panza de la compañera de toda la vida de su amigo, que había aparecido en la visión. Al principio de todo había visto a su amigo con una túnica blanca y una vara, siempre con una vara, en una cultura de la antigüedad. Tenochtitlan. Era una cultura guerrera que hacia ritos de guerra, él era sacerdote en esa cultura y trataba de intermediar entre todos, pacificar los ánimos, calmar a los guerreros, ayudar a los débiles, e interceder por el entendimiento. Era un mago poderoso. Le había dicho a su amigo, sos un sacerdote, trabajas para pacificar los ánimos. No te gusta lo que hacen los de  tu cultura y tratás de ayudar a que los desastres sean menores. Había aparecido el hijo de a su amigo, con una túnica y una vara igual que él, y le había dicho que estaba su hijo, que iba a ser un mago como él. En el momento intermedio de la sesión, varias manos de varios magos de varias generaciones y densidades trabajaban sobre el cuerpo de su amigo, ahí en la camilla, lo arreglaban, lo limpiaban. Lo estaba limpiando para el gran tránsito, la gran generación. Le habían dicho que siguiera en la cabeza, que no tocara su cuerpo, que sobre él trabajan ellos. Después había visto a su amigo, con un color y una gema en cada lugar central de la cara, uno en el tercer ojo, otro en la nariz, y otro en la pera. En ese momento había mantrado, y después le había contado su amigo que tres gotas de saliva le cayeron desde el mantrado, uno en su frente, uno en su nariz, uno en su pera. Las personas que aparecían, tenían vasijas en la mano además de varas. Eso le había dicho a su amigo: “Las personas tiene vasijas, hoyas” Y después de esto había terminado la sesión. Al principio de todo su amigo había dicho que tenía un peso en los ojos. Él le había puesto en cada ojo una piedra negra de limpieza de energía, dos turmalinas grandes que tenía que se lo había regalado el mismo amigo y que las había cargado con la luna llena. Cuando le había sacado eso su amigo le había dicho que había sentido un peso terrible en los dos ojos, como dos yunques cuando le había puesto eso, y que se lo había sacado justo en el momento en que no aguataba más. Eso curó los ojos, abrió la visión y le permitió ver. Casi al final de la sesión había llegado el momento en que había decidido abrirle el tercer ojo, pero le habían dicho que dejara que eso iban a hacerlo ellos. Y uno de los muchos magos intergeneracionales que había ahí le había tocado la frente con la vara y le había abierto el tercer ojo

Terminada la sesión su amigo al irse le había hablado de una olla de barro que había visto ahí y él había le había dicho que lo había visto siempre con vasijas en la mano. El de la hoya de barro era un mensaje que había recibido su amigo para él. Después lo había acompañado caminando, habían ido a un almacén, ahí el había comprado cuatro empanadas y mirando los vinos había recibo una información valiosa, quien o quienes eran los que estaban parasitando los encuentros con su alma gemela, manipulando y tratando, como siempre, como muchos acá, de bloquear. Con la colaboración de ella, pero usando el boicot y la trampa. Caminando con su amigo hasta la plaza principal, había canalizado si su alma gemela ahora lo aceptaba, le habían dicho que aún no. Si lo iba a aceptar más adelante, le habían dicho que sí. Había preguntado si tenía que esperarla, no a la canalización, y había concluido que ya era demasiado. Había llegado a  su casa, había ido a la terraza donde siempre iba a hacer taichí, que tenía un valor y un peso mágico. Y le había grabado un mensaje de wasap, avisándole que se iba de su vida, que siempre la iba a amar, que siempre la iba a cuidar, que le iba a enviar reiki para que estuviera bien y le saliera bien todo, muchas veces, pero que ya no se iba a quedar. Ella no lo veía, y así como iban, siempre parecido, siempre circular, siempre para mal. Y siempre intervenidos por bloqueadores de afuera, no iban a llegar a ningún lugar, y ya estaba desgastando. Estaba muy cansado de ese juego, y había llegado el momento en que era mejor irse que seguir, se ganaba mucho más con la ausencia que con la presencia. Había llegado el momento en que perder lo amado, era el camino más amoroso que existía, y el más luminoso. Había que llevar que confrontación a otro lugar, a la zona del amor, que solo se encuentra en el silencio y la ausencia, y la magia de verdad, la blanca, la buena, la de la luz. Después de eso había sonreído, había dicho magia de verdad, cosa que no lo asustaba, era un mago, un mago, de verdad.

 

 


 

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