Funciones de terceros

jueves, 5 de enero de 2023

El astronauta y la luz. Encuentros y biodecodificación

 

Empieza diciembre, camina por mi ciudad, andar por la ciudad es conectarse con distintas postales de tu país. Una frase se le viene a la cabeza: Administramos carencia. Pero la deja por ahí resonando en el aura, guardada ahí, y sigue. Se encuentra con un amigo, charlan en una esquina. Ese día se van a cruzar muchas personas de realidades que se cruzan, que se chocan, que se acercan, y que tienen que estacionar despacio entre ellas como naves intergalácticas de lujo, que es lo que son. Hablan de todo un poco, el amigo le da información muy valiosa de lo que tiene que hacer para conectarme mejor con su entorno, agradece esa información muy útil y la va a usar. Pero además le dice que están diciendo que en algunos años un asteroide va a caer en el planeta, que no se sabe donde, le habla de 3 o 4 años. Se saludan y se van uno por cara lado. Va volviendo y a siete cuadras de su casa es donde le empiezan a informar. Le hacen depositar los ojos en una imagen de estrella de Belén o Cometa Halley que hay en un cartel para saludar por navidad. Después en el cartel de calle que dice España. Después le dicen en el oído “Cinco años” Después le hacen mirar la inscripción urbana, de un colectivo que pasa. Y eso es lo que está diciendo, que va a caer un comete en cinco años, en España, en una zona urbana. Se lo dice a su amigo en un mensaje y sigue caminando. Va hasta su casa, entra, sale, y pregunta si ese Asteroide que va a caer entre nosotros no se puede desviar, como han hecho con otros ya. Le dicen que sí. Lo pide, por todos. Le dicen que ya está hecho. Ahora ya le dicen que el asteroide ya no va a pegar. Vuelve a su casa y lee un texto que había escrito antes, el amigo del texto que escribió, es el mismo amigo de la experiencia que acaba de pasar

 

Salgo a caminar por la ciudad, me encuentro un amigo que me pregunta por un pariente, si soy pariente de él. Le digo que si. Mientras mi amigo me está hablando y me dice que ve la imagen de alguien que me genera un daño, se me viene un nombre todo el tiempo a la cabeza. Es el nombre de un amigo de mi papá, pero es un buen amigo, no puede ser. Ese mismo día varias veces se me viene a la cabeza un apellido, también del universo laboral de mi padre, de la nada. No tiene ninguna relación conmigo. Son tres identidades, no son parte de mi universo, pero ahí están, viniendo. Esa madrugada, con el grupo de wasap que tenemos con nuestros amigos, uno de ellos hace una llamada. Ya al otro día, una amiga publica una foto con lavandas. Son cosas aisladas, no tienen nada que ver. Al otro día almorzando con mi papá, empezamos a hablar de lo simbólico y lo espiritual. Concluimos que mi papá y yo somos dos líneas de tiempo similares con el mismo síntoma a tratar, el relegamiento personal. Empezamos a indagar, lo buscamos en la familia, llegamos hasta él abuelo de él. El nombre que se me venía a la cabeza el día anterior es el nombre de la persona por la que se había regalado el abuelo de él. El amigo que había llamado a la madrugada es pariente de ese familiar. El familiar por el que me había preguntado mi amigo el día anterior es hijo del familiar por el que se había relegado el padre de él. Toda la información que necesitaba para bucear en la charla con mi papá me había sido suministrada por el universo el día anterior. Esa noche hago una autobiodecodificacion autoguiada, vuelvo, me meto en los parientes, en las situaciones, converso, digo, aúno, corto, propongo, sano quizás, no lo eso esto último. Uso un sahumerio para acompañarme en sesión, es sahumerio de lavanda. Lavanda es la imagen que le había visto a mi amiga el día anterior.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario