Es viernes, la infección de su
perro Firulait va cediendo un poco, de todos modos, al otro día lo va a llevar
al veterinario. Viene a hacer reiki una persona que le pide una sesión, es una
mujer, es reikista. A él le gusta hacerle reiki a los reikista, el como reikista
a veces pide que la hagan o lo manden reiki. A veces siente que le han mandado
reiki sin pedirlo, porque sus muchos maestros se dan cuenta que necesita ¿Cómo lo
siente? O bosteza mucho, o le da chucho de frio, o lo más claro, le sale agüita
por la nariz, señal de estar limpiando. Pero más que nada porque de golpe se
calma y entra en otro estado. Agradece esos relampagueos de luz y de bondad. Recibe
a la reikista, charlan un rato. Antes de que ella venga conecta con el tercer y
pregunta que chakra desalinado tiene, le hablan de algunos chakras. Ya sabe una
parte de lo que tiene que trabajar antes que llegue la reikista, pero todo lo
otro no tiene ni idea, va a surgir en el momento. Antes de eso lee un texto
viejo, sobre las maestras elevadas. Lee:
“Corre tercer año de pandemia, llegando al
final, me estoy bañando pensando en los animales de poder que tengo, es una
parte de la formación del reiki chamánico, mientras me baño y pienso esto me
salen dos brazos de color azul de debajo de los otros brazos, es una imagen
real, me sorprenden, duran un ratito, y se van. Un tiempo antes, también
bañándome, se me había venido la imagen de Ganesha de la nada, en un momento en
que la necesitábamos, nunca había pensado en Ganesha. Concluyo que el animal de
poder que tengo es el elefante. Cuando me voy de la casa que no puedo sostener
más y estoy en mi nueva casa, en una pared que tengo cosas escritas por mí en
años anteriores, mandalas hechos por mi vieja, laminas, dibujos, apenas estamos
en la cama por dormir, yo y todos mis compañeros, mis ojos se depositan en tres
imágenes, un mandala de elefante que dibujó y me regaló mi vieja hace algunos
años, un elefante que hay en una lámina en la pared, y el palo de hockey
Elefant negro, que tengo de la última vez que jugué al hockey en la primera de
Sarmiento de Junín. Casi siempre jugué al hockey con palos Elefant. El
elefante, mi animal de poder, hace mucho que se viene manifestando. A veces las
cosas ya se están manifestando desde que somos chicos, pero nosotros lo podemos
comprender, primero cuando aprendemos el concepto, y después cuando lo
incorporamos. En esta lucha conocimiento de intuición y conocimiento
conceptual, en este nuevo tiempo, o creo que en todos, pero este es un momento de luz, de ver, no son excluyentes,
coexisten formando algo nuevo. Se empieza por la intuición, se conoce lo
intuido por lo conceptual sin saber que fue intuido, se vuelve a intuir desde
el concepto, y en ese momento es intuición y concepto a la vez, y eso es conocimiento,
el cuerpo y la mente, o conocimiento en cuerpo y mente. Nuevos tiempos,
principio de coexistencia en donde había dualidad
Termina de leer y se pone a
pensar en la sesión de reiki que acaba de tener, a la que considera una bendición.
Paso lo mismo que en todas las otras sesiones, fue guiado, haciendo lo que le
iban diciendo, trabajó varios chakras, canalizado bastante información, se la
pasó. Y en un momento se puso a los pies, bostezó mucho, después le vio una
pequeña fisura en el aura del lado derecho, y una tención en el cuello del lado
izquierdo. Se lo fue comentando todo y pidiéndole disculpas por hablar mucho.
Ella le dijo que no hacía falta, que estaba bien, que ella tenía algún tipo de
problemas en todos los lados mencionados. Ella antes de empezar la sesión había
dicho que quería tener más abierto el tercer ojo, y eso fue lo que fue buscando
él, ayudarla en eso. Le nombró en varios momentos de la sesión a varias
maestras elevadas y cuando nombro a Ganesha, los ojos de ella, una mujer muy
generosa y muy sabia, se iluminaron, y la cara le sonrió completa. Ganesha,
dijo con devoción. Por eso cuando él había preguntado quien acompañaba, los ojos
se habían depositado solos en el Shiva que tenía, se lo dijo. Ella sonrió de
nuevo, con toda la cara, los ojos, el cuerpo, las manos, los poros, alegría concreta
y llena. Una voz en el oído, la voz del arcángel Gabriel le dijo que le diera
el libro que tenía para que lo fotocopiara. El libro de Julia Cámeron “El arte
de escuchar” y que le marcara para que hiciera especialmente un capítulo. Pero
cuando la sesión ya terminaba faltaba la parte más luminosa. A él se le vino a
la cabeza la idea madre. Y le preguntó ¿Qué pasa con tu madre? Ella le dijo que
había algo pendiente ahí, por resolver. El le dijo ¿Querés hablar con ella?
Hacemos una pregunta y te responde. Ella lo hizo en silencio y la voz le dijo a
él en el oído: Decile que la quiero mucho, la acompaño y la adoro. Él le dijo
eso y ella dijo que había preguntado si la quería. Con esa maravilla y ese
regalo terminó la sesión
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