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lunes, 19 de diciembre de 2022

Viaje de una perspectiva. Haz de luz. Capítulo 20. Media luna

 

Media luna, o una sonrisa, o un símbolo, o medio circulo, o sea, una mitad a la espera de la otra

 

“Es el entretiempo de Argentina Francia, o sea, no es el entretiempo, es el final del partito y el breve descanso para empezar el alargue. Yo paseo a Firulait por la calle y miro, y veo, desesperación, postales de la tristeza en todos lados. Yo hace más de un mes que tengo el vaticinio, de los que nunca fallaron, el mundial lo gana Argentina ¿Mi canalización? 4 a 3 en la final a Francia, lo sè hace mucho. Y esas cosas que me dicen así cuando me meto en el tiempo y espacio a preguntar no suelen fallar. Se lo digo a mi hermana y mi viejo un día que estamos yendo a un supermercado, canalizo que Argentina gana la final a Francia 4 a 3. Erro por un gol, gana 4 a 2 en penales. Empata 3 a 2 en el partido. Si gana Argentina, si gana a Francia. Pero en ese momento Argentina no ganaba, más bien estaba empezando a perder. Francia en una ráfaga hace dos goles, empata el partido dos a dos, tiene de todo, y a esa altura a Argentina le falta de todo. Cerca estuvo Francia de hacer el tercer gol y Argentina esta fundida, deprimida y acaba de recibir un golpazo. Por diez minutos no salió campeón del mundo. Antes estaba cerca de la gloria después de 36 años. Ahora está cerca del papelón, que le dan vuelta un partido de mundial en dos minutos. La perspectiva para todos es que en los 30 minutos de alargue que faltan Francia le va a hacer a Argentina dos o tres goles. Yo viajo en el tiempo mientras camino, pregunto y me dice lo de siempre, va a ganar Argentina. Simple, sin vueltas. Y lo que muestra la realidad es que va a perder Argentina, simple, sin vueltas ¿Y yo creo en lo que me dicen? Sí, pero no creo también. O sea, vamos a acomodarlo mejor, no creo, pero creo, siempre creo de fondo. Veo a un señor que se derrumba sobre su ventana, escucho un grito de la concha de su madre, veo un pibito que sale desde una casa a la calle con la cara desencajada, pienso que ya perdió y le pregunto ¿Cómo salió Argentina? Empató, me dice, fue al alargue. Me veo tentado de decirle que no se preocupe, que va a ganar, pero no lo digo. Doy una vuelta corta y vuelvo. Dejo al Firu, mi perro en el patio y pregunto ¿Hay una enseñanza para mi acá? Si, dicen. Vuelvo a viajar en el tiempo y el espacio y vuelvo a preguntar ¿Quieren que crea? Sí, me dicen. Vuelvo a preguntar ¿Quieren que suelte, que acepte perder? Sí, me dicen. Y pregunto por tercera vez ¿Quieren que escuche el partido, que no me escape de las cosas difíciles? Sí, me dicen. Pregunto de nuevo ¿Puedo mandar reiki? Sí, me dicen. Pongo la radio, ataca Francia y cada ataque es medio gol, Argentina esta desinflada. Pregunto ¿Puedo mandar reiki? Sí, me dicen y me guían. Sacá el papel de la copa, hacele reiki con las dos manos, después quémalo con el fuego de la hornalla, después ponelo a agua abajo de la canilla, y después deja lo que sobra abajo de la mesada. Lo hago, y lo que sobra es un medio circulo perfecto, o una sonrisa o un símbolo de reiki. En ese momento Scaloni hace el cambio que le salvó la final, pone a Paredes, que le ordena el medio y a Martínez, que le revitaliza la delantera

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