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jueves, 22 de diciembre de 2022

La tara verde en las cosas verdes. El astronauta y la luz

 

 Se pone a escribir sobre algunos sucesos. Los textos que va leyendo y corrigiendo se suceden abajo, está con las maestras elevadas y la presencia constante de ellas ayudando, de nuevo tiene un texto de la tara verde abajo. Se acuerda de los momentos más duros, momentos en los que más ahogado se sentía, más atacado, en esos momentos la tara verde se hacía presente constantemente ¿Cómo? A través de su color. Era levantarse y que los ojos buscaran solos todas cosas verdes claro, o verde esmeralda, un jabón, un libro, un taper un repasador, todo de color verde esmeralda, los ojos miraban solos, como guiados por algo que no era él, pero si era él, una sucesión de cosas verdes, una atrás de la Otra, y ahí se decía: Bueno, está la tara verde acá conmigo ayudando. Ya empezaba por la extraña casualidad de tener en la casa muchas cosas del color verde esmeralda, y la pregunta era ¿Cuánto hace que esta la tara verde conmigo, pero no la veo? Mochila vede, porta sahumerio verde, fibra verde, fiaron verde, palabras escritas en la pared de color verde. En un momento conectó con el tercer ojo y vio la imagen de la tara verde ahí delante de él, mandando un haz de luz verde. Hizo este análisis, y leyó

 “Acabo de escribir un texto sobre una vez que la tara verde se me había aparecido en la clase de yoga de mi maestro, en una relajación meditación. Acabo de ir a comer al bar restaurant que tiene mi maestro en su Sangha, donde cocina él, está compañera, profesora de yoga y comunicadora comiendo en otra mesa, y una amiga de la casa. Yo estoy en la mesa en la que me siento una vez por semana cuando voy a comer. Cómo siempre mi maestro me atiende con amor y la generosidad y me trae la comida. Por primera vez no llevé un libro para leer mientras como y charlo con ellos. Algo me dijo que no lo lleve. Después me doy cuenta, tenía que leer, pero no en mi libro, sino en la calle. Mientras espero, me acuerdo lo que acababa de escribir ese día. Había pasado en ese espacio con el mantrado de mi maestro. Con ese pensamiento miro la calle y veo que pasa un camión, mis ojos se depositan en la parte de abajo del camión, y abajo del camión, encima de las ruedas, veo una sola palabra escrita, sin ninguna otra frase ni palabras que la acompañe: Tara”

 

 

 

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