Van 45 minutos del partido
Argentina-Polonia, la cosa no avanza porque no le acierta a la puntería la selección,
pero juega mejor que los partidos anteriores, el gol ya lo va a hacer, está al
caer. Yo me quedo en casa, no voy a ver el partido con mis amigos, a hacer algo
totalmente frívolo, pero extrañamente necesario, mandarle reiki a la selección
si hace falta. Antes canalizo, pido permiso, me lo dan. En el entretiempo,
escribo un papelito “Por el mayor bien de la selección argentina en su partido
y su desenlace darmatico en función de la experiencia merecida” Largo, pero no sé
cómo mandarle reiki a una selección sin romper la experiencia karmatica y darmatica.
Atrás le pongo un Hon Sha Ze Sho Nen un Chocu Rei, un Sei He Ki, un Racu, un
Racu Tibetano, tres símbolos On o tres cruces, un símbolo Rac, y un Dai Ko Myo
tibetano. Mucho signo, mucha frase, mucho papel, y digo la frase que me enseño
mi maestro de yoga y meditación y reiki para que diga siempre antes de enviar
reiki: Dejo este reiki en manos de los espíritus guías, Que llegue si tiene que
llegar y no llegue si no tiene que llegar. Después le doy reiki, apenas tres
minutos, aclarando que no quiero intervenir karmaticamente en la situación, y después
lo quemo. No llego a terminar de hacer eso y escucho un grito de gol
generalizado. Argentina acaba de hacer un gol. Diez minutos después escucho que
ladran todos los perros del barrio, Argentina acababa de hacer otro gol. Ese
partido lo gana dos a cero. Y entonces me pongo a pensar en lo frívolo que acabo
de hacer y el permiso de la luz recibido. No hay nada frívolo ahí ¿Por qué sucede
eso? Eso queda para el próximo texto
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jueves, 1 de diciembre de 2022
El partido, el reiki y el colibrí, El astronauta y la luz. Capitulo mil
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