SOY MARTINA
Desde hace mucho
escribo, pero fue por mi mamá quien me propuso las clases de escritura y
ahora pienso que
soy mejor escribiendo que antes; desde que era chiquita me decían que
tenía mucha
imaginación y eso hace que dibujar, pintar y escribir sea más fácil y
divertido; me
gustaría
estudiar letras o bibliotecología y ser una escritora; mostrarle al mundo
algunas de las
creaciones que tengo
dentro de la cabeza, soy Martina, Martina Guañini y me voy a abrir la
cabeza para
dibujar y escribir.
La terapia de Joy
Desde hace años que Joy lidiaba con las
locuras de su hermano Jeste, desde que eran niños éste hacia cosas como caminar
en los cables telefónicos, perseguir ratas, o lanzar cuchillos a las paredes
para ver si se quedaban clavados en las mismas, desde hace mucho que Joy se
esfuerza para que su hermano no se mate o mate alguien más o que algo malo le
pase, o que no tome malas decisiones que arruinen su vida; aunque el payaso se
sentía triste, no quería levantarse, ya no quería cuidar a su hermano, le tenía
miedo, a veces pensaba que tendría que haberlo dejado cometer errores pero cada
vez que lo hacía estaba a pelos de arruinarlos, meterlos en la cárcel, que los
maten o secuestren para rendir cuentas; lo quería mucho, pero cada día se
volvía mucho más pesado, al menos le hacía sentir bien ser escuchado al ir a
terapia.
Luces apuntándolos en el escenario,
Joy se tapa los ojos, su hermano tiene un pequeño cuchillo en mano, una persona
está parada enfrente del tiro al blanco, ya tiene una imagen mental y no esa
bonita; casi podía sentir a su propio hermano apuntándole a él.
Cuando escuchó al público aplaudir
supo que todo había acabado.
- Así que, ¿temés que tu hermano mate
a alguien? - preguntó el terapeuta.
- Si- respondió el payaso.
- ¿temes que te mate a vos? –
- Tal vez –
- ¿aún tienes esos pensamientos? –
- ¿cuáles, los de matarme o los
otros? -
- Los de matarte-
- A veces –
- ¿intentaste los consejos que te di?
–
- ¿reír, pensar positivamente y saber
que hay gente peor que yo y que aún tengo
muchas razones por las que vivir?, sí
lo hice –
- ¿y funcionaron? –
- El 65% de las veces –
- Ya veo –
- … ¿y? –
- Tendremos que pasar a los
medicamentos –
Con una bolsa en mano, Joy volvió al
circo, seguro, pronto se irían, pero por lo menos
estaría algo mejor ahora; aun no
creía que estuviera bien el irse, pero, ¿a dónde iría?; ahí tenía a su hermano,
no tenían familia, ningún lugar a donde ir, estaban solos. Habían sido artistas
callejeros por un tiempo para poder sobrevivir, hasta que el mundo les sonrió y
un hombre los invitó a su circo; tenían comida, un techo, pero su hermano se
volvió algo… diferente.
Se enojaba con facilidad, le molestaba que el público no se
riera de sus chistes, y se
convirtió en alguien algo más
arrogante desde su perspectiva.
- Oye Joy, volviste ¿sabés dónde está
Blaze? -
- ¿Eh? - el mago del circo le hablo-
¿ya había llegado al circo?
- ¡El hombre escupe fuego, el alumno
del hombre fuerte! - dijo el mago seguramente
creyendo que el payaso no entendió a
quien se refería.
- Ah, no, no lo he visto – ¿cómo
esperaba que supiera si acababa de llegar?
- Oh está bien, gracias Joy –
Llego a su cuarto, a su carpa, donde
estaba su hermano.
- ¿Cómo te fue con el psicólogo? -
- … tengo que tomar pastillas
antidepresivas –
- Eso es malo ¿no? –
- No Jester, estas cosas me van a
ayudar y espero que vos también-
- Hablas como si tuviera la culpa de
tu depresión – Jester comenzaba a enojarse.
- No digo eso, pero no pareces
comprender la situación por la que paso- dijo Joy con
algo de tristeza.
- ¡¿Yo no entiendo?!, Joy yo también
estuve en tu misma situación, yo también estuve
en la calle, yo también sufrí;
pareces no comprender lo que yo paso- gritó el
joven con disfraz de bufón.
- Si lo entiendo pero solo trata de
ser más comprensivo con toda la situación, Jester ya sos un adulto y solo te
pido comprensión; sacrifiqué parte de mi vida para que podamos sobrevivir y vos
no te preocuparas tanto, solo te pido eso, un poco de empatía por mi situación,
entiendo que vos también sufras, pero eso no es excusa para tratarme como lo
has estado desde que llegamos al circo, estas irritable y te volviste un egocéntrico
envidioso; hermano si tenés un problema podes confiar en mí, siempre estaré
aquí para vos, ahora vamos a prepararnos para el próximo show.
Aun se sentía la tensión entre ambos,
los dos payasos se querían, pasaron toda su vida juntos y aunque ninguno lo
decía deseaban volver a los viejos tiempos; los dos esperaban que esta
situación pase y ser los mejores payasos de este circo.
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