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sábado, 3 de diciembre de 2022

Fragmento de Autobiografía de un yogui. El cuerpo humano como templo

 

 


En la página 123 de su libro “Autobiografía de un yogui” Yogananda cuenta “…Los instructivos mosquitos sirvieron para otra lección inicial en la ermita. Era la hora apacible del crepúsculo: mi gurù estaba interpretando incomparablemente los textos antiguos. Sentado a sus pies me hallaba yo en perfecta paz. Un impertinente mosquito entró en escena y principiò a distraer mi atención. Y como introdujera su venenosa aguja hipodérmica en mi muslo, automáticamente levanté mi mano vengadora ¡Reprime la inminente ejecución! El oportuno recuerdo de uno de los aforismos de Pantajali vino a mi mente, aquel que trata de ahimsa (no dañar) …”

A continuación completa la enseñanza con el dialogo con su maestro:

“…¿Por qué no terminaste la obra?

-Maestro ¿Aprueba usted matar?

-No, pero el golpe mortal ya ha sido ejecutado en tu mente

-No comprendo

-El sentido del aforismo de Patanjali es eliminar el deseo de matar-Sri Yukteswar había leído mi proceso mental como un libro abierto-. Este mundo esta inconvenientemente arreglado para la práctica literal del ahimsa. El hombre puede verse obligado a exterminar las criaturas perjudiciales. Pero no debe caer bajo la ira o la animosidad…”

Y concluye su planteo diciendo “…El santo que descubre los secretos de la creación deberá estar en franca armonía con las múltiples y desconcertantes creaciones de la naturaleza. Todos los seres humanos llegaran a comprender esta verdad, superando su pasión por la destrucción…”

En el párrafo siguiente el bello dialogo entre Yogananda y su maestro arroja un concepto muy importante sobre el cuerpo humano, al que el budismo todo y principalmente el tibetano, consideran un templo: “

-Maestro ¿Debe uno ofrecerse a sí mismo en sacrificio en vez de matar a una bestia salvaje?

-No, el cuerpo del hombre es precioso. Su valor es de primer orden en la escala evolutiva, porque posee un cerebro y centros espinales únicos. Estos le permiten al devoto adelantado comprender y expresar plenamente los más elevados aspectos de la divinidad…”

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