Me levanto y los colibríes pasan y pasan.
No para de pasar, se paran en los cables cerca, los veo en los arboles de uno
de los patios vecinos, se dejan ver. Lo veo en los otros patios- Miro y escucho
los desenlaces y comentarios del partido ganado por la selección. Terminado el
partido la tardecita del día anterior los colibríes habían empezado a aparecer.
Pero esa mañana mediría, media tarde están mucho. Me voy a visitar a un amigo,
es artista como yo, hace libros como yo, necesit5a la abundancia como yo. El
yo, y otro amigo que necesita la abundancia como nosotros dos participamos los
tres de un libro. Mi amigo como plástico e ilustrador mi otro amigo como
escritor y yo como facilitador, coaching o editor. Estamos en la cocina
charlando sobre unos libros de ilustración que acaba de terminar y me muestra y
afuera se escuchan sin parar los colibríes, pasan y se escuchan. Miro y los veo
también. Se lo digo, seguimos charlando. Antes de irme, su madre, amiga y un
poco maestra mía también, plástica ella también me trae un libro de regalo, sobre
experiencias de Jesús. Y para que vea un libro de O ho pono pono. Mi amigo y yo
habíamos hablado de la abundancia y ella se quiere acordar de una frase que
tiene en libro para sanar abundancia. Yo sé de qué habla porque lo leí antes
pero no me sale la frase exacta, como ya había tenido el libro en la mano otra
vez, busco la frase, se la digo: Gota de
roció, ahí ella se acuerda del todo. Pero no es tan direccionada cuando la
leemos. Hasta que debajo de todo parece la frase por excelencia del oho pono pono para sanar la relación con la abundancia,
la frase que si repetís muchas veces sanas la relación con la abundancia, esto
es: Te volvés abundante y receptivo en aquello que necesitas. La frase es: Colibrí
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