Se pone a leer un texto que había hecho sobre
el avistamiento de un dragón en el cielo en forma de nube, después iba a
conectar con la energía de los dragones dos o tres veces más. O algunas más,
pero solo lo iba a notar dos o tres veces más. Una vez compilando el texto que había
hecho sobre la existencia de los dragones, había salido a caminar y había sentido
con el tercer ojo la fuertísima presencia de un dragón acompañando. Esto era
simple, la pregunta era ¿Existían los dragones? El creía que sí, ahora
canalizaba y escuchaba una voz que le decía, la del arcamgel Gabriel “Seres fantásticos
de otra dimensión que los ayudan a todos y a veces se dejaban ver, chinos
etiopies, japoneses, irlandés” alegres, joviales, poderosos, maravillosos. Las
veces que los habían visto era porque se dejaban ver mucho más, pero después los
habían empezado a cazar. Entraban y salían de los túneles de tiempo como pancho
por su casa, aun lo pueden hacer, pero no les interesa tanto venir. A vos te
visitaron una vez, te vinieron a saludar, y después te conectaron dos veces más,
pero les dejaste de interesar, porque te empezaste a enojar, ahora comprende
que era necesario y te van a volver a visitar, este texto te lo están regalando
ellos. Esta información me permiten decirla ellos. Tienen huevos, anidan en los
cielos, les gusta la verdad, sos justos y evolucionados, no tienen hijos casi,
tienen los dos sexos a la vez, aunque hay varones y mujeres, tienen relaciones
sexuales, pueden sacar fuego por los ojos, sus palabras retumban con la verdad
en todos los cielos del mundo, y ayudan a los humanos y a vos te quieren
acompañar. Si querés hoy vas a ver un dragón en el cielo, sino más adelante. No
hace falta que bucees en las notas, esta es la verdad, pero buces si querés,
por ahí algo encontrás. Ellos te van a dar la voluntad, volvieron a ser de vos,
a estar con vos todo el tiempo. Los quieren ayudar” Arcángel Gabriel
Deja de canalizar las palabras
del Arcángel Gabriel, este regalo de navidad sobre los dragones y se pone a
investigar. Para su sorpresa encuentra mucho más cantidad de notas con intención
de ser científicas sobre los dragones que sobre los ángeles. Es porque los
dragones pueden emparejar mucho más rápido la vibración de los hombres y vienen
más rápido y salen más veloz. Son menos poderosos y están para ayudar. La nota
que lee dice
“Quetzalcoatl, Amaru,
Fuzanglong, Long Wang, Leviatán... desde San Jorge enfrentándose a uno a las
princesas encerradas en altas torres custodiadas por ellos, pasando por
historias más recientes que van desde las bolas de Goku a Daenerys Targaryen
saliendo de una pira de fuego con tres, los dragones han formado parte de la
historia de la humanidad (y sus tatuajes) desde sus primeros tiempos,
protagonizando leyendas alrededor de todo el mundo y fascinando a todas las
culturas por igual.” Lo sorprenden la cantidad de dragones que aparecen en la bibliografía
y la mitología, y la cantidad de estudios que hablan de la existencia anterior
de ellos “Los dragones entran y salen de verdad” dice la vos. Piensa que, si
hay registro artístico, tanto de algún lado sale eso…
“En algunos países vigilan y guardan
tesoros como el de los Nibelungos, o quizá controlan la lluvia, muerden la
raíz del árbol del mundo o gobiernan los océanos. Persiguiendo su propia cola
simbolizan lo eterno y lo mágico. Como sucede con las
pirámides, que nos hacen preguntarnos por
qué tantas culturas separadas en tiempo y espacio coincidieron en hacer
estructuras tan parecidas que pretendían tocar a las deidades en el cielo, ¿por
qué los dragones se encuentran en prácticamente todas las historias antiguas?
¿Es que acaso existieron?” Se pregunta la nota. Existen, dice la canalización
La nota sigue “De hecho no
hace falta haber visto uno para representarlo en nuestro bestiario mental,
gracias a que forman parte del imaginario colectivo. Probablemente en Asia es
donde sean más populares, pues son protagonistas frecuentes de la mitología
china que luego otros países como Japón o Vietnam adoptaron (y la bandera de
Bután representa un dragón). Simbolizaban el dominio imperial, habitaban en las
aguas y guardaban tesoros. Y ahora decoran hogares, siguen formando parte del
horóscopo y la gente se disfraza de ellos en las fiestas. Son un poco
diferentes a los dragones de los mayas y aztecas, y también a los medievales
europeos, pero todos entran dentro de la calificación de lo que pensamos que
debe ser este animal mitológico.”
Después de investigar y
encontrar un decálogo de teorías que buscan mal, buscan cual es el error en que
todas las culturas sin verse y conocerse hablen del mismo ser y lo tenga en sus
imágenes, esto es en su historia pictográfica y sus relatos. Porque en su época
la única historia, el único registro teórico real de los pueblos eran los pictogramas
los relatos y el relato oral. Eso para ellos era similar a lo que para nosotros
es la ciencia y los medios de comunicación, o una mezcla de los dos. Todas las teorías
buscan por la negativa, porque se equivocan todas las culturas en darle
existencia al mismo ser inexistente. Deberían buscar quizás porque el registro empírico
de tantas culturas antiguas sin contactos entre si le dieron existencia a un
ser igual. Termina de decir y analizar eso investigado un poco más. Porque iba
a dejar de investigar, pero una voz le dijo: Investiga un poco más, hay información
para vos. Entonces encuentra esta última frase en el texto:
“La última teoría, por
supuesto, es que en realidad como tantas otras criaturas mitológicas que van
desde las sirenas a los gigantes, en realidad los dragones poblaron este
planeta hace miles de años y aunque ya no están entre nosotros, los recordamos
gracias a las historias que seguimos contando sobre ellos. Quizá no sea la
teoría más científica, pero sin duda es la que más puede hacer volar la
imaginación acerca de las cosas de este mundo que todavía no conocemos del
todo. Quién sabe si algún día tú mismo encontrarás dragones”
Y entonces se pone a leer el
texto que había escrito cerca de un año atrás:
“Corre el tercer mes de la
pandemia, mediados de otoño, estoy en casa escribiendo, frente a mi patio
interno, como siempre. Con el cielo limpio de frente, misma posición en la que
hago reiki a distancia, mirando el mismo cielo, el mismo lugar en el cielo. El
día anterior había puesto algo de las nubes y el cielo, y una buena amiga mía
me puso una frase que me abrió una puerta. Arriba de las nubes los dragones me
puso. Le puse Me gusta. Y me acordé que ella me había dicho más de una vez que
creía realmente que había dragones vivos más allá de las nubes. Mientras escribo
veo una nube en la forma perfecta de un dragón. Un dragón chino, de los largos,
de los que parecen marinos también. La nube está frente a mí y no se mueve, se
quiere mostrar y se muestra. De golpe veo en el medio de la nube, donde iría el
pecho del dragón, que luz que venía de ahí. Como si su corazón estuviese
iluminado. No es el sol, está atrás mío. No es la luna, está más arriba. Pienso
que es un efecto lumínico, que esa forma luminosa en el pecho, como una luz
propia, grande, en el exacto chackra cardiaco de la nube con forma de dragón.
Pero esa luz se queda y se queda y se queda. Pasa como una hora, todo lo que le
prestó atención, y en esa tardecita, ese dragón en el cielo con el corazón
echando luz desde el pecho sigue ahí. Lo veo un ratito más, le agradezco y sigo
escribiendo. No tengo duda, es un dragón que se mostró y me permitió verlo. Mi
amiga tiene razón, se creencia mi hizo creer, y mi creencia mi hizo ver. A
veces no hay una fuerza más fuerte que una simple creencia. La energía más
fuerte del universo”
Termina de leer esto y lo
analiza con algo que paso el día anterior, hace dos días que tiene en la casa
una cachorra con la que se quedó, hija de su gata Sapirha, nombre de dragona, puesto
en homenaje a una dragona de una ficción que se llama Aragon. A su gata le pone
Chimuela, en homenaje a un dragón de ficción que se llama Chimuelo. Desde hace
un día que a su gata le llama Chimuela. El día después de eso se encuentra con
toda esa información sobre los dragones
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