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sábado, 31 de diciembre de 2022

Melina, la abeja exploradora. Aparece Melina. Capítulo 7

 

En ese momento, quizás el peor para ellos, de una expedición que fue de mal en peor todo el tiempo, vieron aparecer a Melina, la pequeña abeja buscada, del otro lado del vidrio. Apareció desde una ventana y fue volando hacia ellos. Era Melina, su pelo de todos colores, su peinado punk hacia arriba, voló hasta la pecera y se puso frente a ellos, con el vidrio de por medio. El que se elevó para ponerse al lado fue Von Firch, lo había conseguido, la había encontrado.

Melina se elevó por encima de las paredes de vidrio, se puso en el medio de la pecera y descendió hasta el piso, justo en el medio, pegado a Von Firch, que la había seguido. En el camino Von Firch pensó que se iba a chocar con el aire que se hacía más espeso en el techo, pero no, siguió de largo. La pecera tenía paredes, pero no tenía techo. Bajó lentamente hasta el piso. Las abejas quedaron una frente a la otra

Dijo Von Firch

-Que suerte Melina que te encontramos

-El mosquito dijo aramos

Que clase de buscadores son

 los encontré yo

-Somos buscadores que se dejan encontrar

Esos dan que hablar

-Pero yo no los buscaba

-Y sin embargo nos encontrabas,

la mejor manera de encontrar algo es no buscarlo

automáticamente uno empieza a encontrarlo

-¿Y para que buscan los buscadores

Señores?

-Los buscadores buscan en verdad

 para que los termine encontrando la casualidad

-Que difícil que es lo que dice Von ¿Entonces busca la casualidad?

Qué barbaridad

-La casualidad encuentra. Todo aquel que busca no encuentra,

encuentra el que no busca sino desencuentra

-Pero entonces no deberían encontrar nuestros exploradores que buscan flores

Los que salen en misiones

-Los exploradores de las abejas, querida abeja Melina,

 no buscan flores, el que busca patina

Melina lo miró extrañada pero aun ilusionada

-Es muy confuso profesor Von, parece extraviado en la palabra

 Por eso tal vez no me encontraba, acá no hay mucha abra cadabra

-Las flores buscan con un aroma que atrae y guía a las abejas.

Ellas no pueden andar pero si su olor, la hace muy añejas

-El olor, claro, es lo que me atrae a mí a las flores

Y los colores

-Los colores no Melina, solo los olores de las flores

-¿Y porque las abejas ahora se pierden exploradoras?

Tantas por ahí, y sin cantimplora

-Eso es más complejo querida Melina

El que busca patina

-Claro, porque si los exploradores no buscan sino que son encontrados

conviene quedarse parado

 ¿Cómo puede perderse alguien que no está buscando?

Solo encontrando

- Las abejas ahora se pierden porque si bien encuentran cosas que están lejos, ya no pueden volver a avisarle al panal, porque como hay menos flores, y comemos menos, estamos más débiles y podemos volar menos. Se pierden por cansancio, y se pierden de no encontrar nada- Dijo le profeso Von Firchs

-O las plantas, los bosques enteros se van caminando, por la noche

A veces caminando, veces en coche

Aseguró Melina mirando por la ventana

Hacia la nada

- Eso no es posible

es del todo imposible

-Si profesor- se le acercó Melina hasta decirle bien bajo, a él solo prácticamente

Que era el más inteligente

-Lo veo todas las noches. Si quiere lo llevo hasta donde pasa

a veces se van a coche, se ve desde esta misma casa

-¿Lo ves todas los anocheceres?

Que raros aconteceres

¿Nos podés llevar hasta ese lugar?

Hay que controlar

-Si- Dijo Melina, se elevó, pasó por arriba de la pecera, y se dirigió hacia la ventana

Las otras abejas la siguieron con un poco más de prudencia, pasaron con mucha lentitud por arriba del espacio que en la pecera debería tener un techo, con miedo de chocarse con el aire de nuevo, y una vez  que superaron la pecera, siguieron a Melina. Melina se frenó y estacionó en el marco de la ventana. Todas pararon al lado de ellas, mirando hacia afuera.

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