Se pusieron a charlar las dos abejas zumbando frente a frente, paradas en el pasto. El zumbido del jefe explorador era un poco más profundo, como si estuviera embriagando de más. En cambio, Von Firch tenía un zumbido bien suave, como si los cambios le entraran con una caja de cambios automática
-Somos náufragos, estamos perdidos, von firch querido,
yo estoy que zumbo,
y busco y no encuentro el rumbo
-Les voy a hacer un baile ahora que los vi,
le voy a
mostrar donde está una nueva fuente de comida que descubrí,
y ahí quizás también este Melina,
todo se encuentra si uno lo imagina
Vamos a bailar
y después de eso,
vamos a salir a navegar,
a buscar la comida, a Melina y pasear-
Dijo el navegante Von Frichs, que se empezó a mover
como al son de una música,
se elevó frente al grupo de abejas
y les empezó a mostrar melodías viejas
haciendo unos giros y círculos,
como si tejiera una red invisible en el aire
le hablara de otros lugares, Roma, Zaire
y con eso
dibujara coordenadas,
muy bien preparadas
Estaba haciendo un mapa para sus imaginaciones
que se deducía de las canciones
y les comentaba de orientaciones
Las abejas se acercaron todas a mirarlo con atención
interesante
no entendían
mucho ese nuevo baile que estaba haciendo el almirante.
-Un tema de Los del rio para decir la ubicación,
no tiene otra canción
-dijo la abeja exploradora-
Esa música no es muy tranquilizadora
esa isla debe estar lejísima,
los temas de Los del rio se tocan hasta altísimas
horas.
Y en los bailes de las abejas,
a más giros, más lejos
más dolor de cabeza
más días de esperar
y más que
navegar
No hay comentarios.:
Publicar un comentario