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lunes, 12 de diciembre de 2022

Viaje de una perspectiva. El dolor de la paloma. Capítulo 5

 

La lucha de él es simple. Se acuerda de su maestro, una vez que le dijo que ayudar a aliviar un dolor a alguien que tiene dolor es muchísimo, más que por el gesto de aliviar el dolor por el entendimiento de que todos aquellos que tienen un dolor no pude hacer otra cosa que pensar en el dolor. El dolor se vuelve la vida y lo tiñe todo ¿Acaso no era Napoleón solo el dolor de Ulcera? ¿Y no era Alejandro Magno los últimos años el dolor de la vieja herida de batalla que lo termino matando? Eso y el veneno que le dieron sus soldados ¿Podían los generales de Napoleón sentir el dolor de Napoleón? ¿Sabían que ese hombre no dormía? Y ellos dormían ¿Podía la hermana de Mozart sentir el dolor de la locura, uno de los dolores más terribles, que se estaban llevando a Mozart? Le dolía la espina que hacía cinco días tenía clavada en el pie, aquella que no lo dejaba pisar bien, y que le hinchaba el pie completo por la noche. Todo era ese dolor. Podía hacer muchas cosas con el reiki, pero no se podía curar a sí mismo, o no correspondía. Que te duela algo constantemente te hace equivocar, dicen que por eso se equivocó Napoleón en Waterloo y perdió 6 países, a media Europa, por una ulcera. Así y todo debía un diario del reiki y volvió a escribir

“Salimos a andar con mi perro y las tres perras amigas de él, caminábamos por la calle a la hora que no había nadie, parecíamos un ejército en desbandada, el ejército de Lavalle, la espada sin cabeza, partiéndose en pedazos, pero aun siendo en sus pedazos. Algo nuevo armado con pedazos de otras cosas. Yo, el  peor de todos acá, mi perro, el más chico y débil de su manada. La perra que lo visitaba del barrio viejo, la más viejita de todas. La perra de enfrente, la rubia, dejada de lado por sus viejos dueños, y la perra negra, que un día había pasado por el barrio y se había quedado acá. En una de las vueltas vimos una paloma en la calle, grande pero lastimada, no podía seguir. Me frené a media cuadra de ella para que los perros no la atacaran. Abrí el aura y sentid su angustia, bosteza. Abrir el aura era una decisión, conectar con un aura y tomar parte de su dolor, era como apretar una perilla, no hacía falta decirlo, alcanzaba con desearlo, disponerse. Volvimos por otro lado así no la atacaban. Antes de eso me había pasado otra cosa particular. Mirando una película en la computadora, había empezado a bostezar viendo a un actor, había conectado con la angustia que había sentido ese actor cuando había hecho ese personaje, años atrás. Me sorprendí, pero eso pasó. O sea, que la conexión era como si de mi frente saliera un rato de luz hacia el pasado y conectara con esa carga que tenía ese personaje. Eso hablaba de dos cosas, podía ir hacia atrás a buscar el dolor, pero de otra cosa más. Lo que veíamos, si se había hecho con asignatura, aun la tenía, quedaba en la creación. La creación es un reflejo energética que tiene el sello del momento en que se hizo. Mi relación con el aura, mi relación energética con el mundo es como si en la frente tuviera una máquina del tiempo. ¿No tenía acaso una máquina del tiempo en sus acciones y su creación Tesla? ¿Habría venido del futuro? ¿O del pasado? ¿O de ambo a la vez y se encontraron en el presente?”

Termino de escribir y archivo, ese mismo día había vuelto a hacer una actividad que había hecho mucho, le aconsejaron que lo dejar de hacer pero ahora había decidido volver a hacerlo. Él le decía la caminata lunar. Pasaba por una clínica psiquiátrica, una clínica médica, una casa de monitores de alarma, una casa de cambio de plata, una clínica de ojos, un viejo supermercado abandonado, abría el aura y pedía un pedazo del dolor de cada persona que estaba sufriendo o había sufrido ahí para aliviarlos de un pedacito de su carga, lo ponía en su aura extendida, y después de pasado por cada ligar, lo descargaba en el piso, a que lo tomara la tierra y lo transforma en luz y amor. En ese caso funcionaba como un transformando sombra por luz, o de sombra luz, paz y amor. Lo volvió a hacer se sintió bien, quería hacerlo de nuevo. Por cada lugar pasaba bostezando, descargando energía.

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