En el apartado 32, denominado
“Entre el cielo y el infierno” Marcelo Di Marco propone “La decisión de uno no
importa, escribimos lo que nuestros fantasmas quieren que escribamos. Las
consignas de trabajo sirven solo para soltar la muñeca, para mantener la mente
fresca sacando material. Escribir es otra cosa. Escribir es tratar ese bloque
de mármol según nuestros intereses y nuestra capacidad imaginativa… Pero la decisión
de uno no importa. En todo este asunto tiene mucho más que ver el hecho de
estar empeñados en la conquista de un estilo propio. Porque esa búsqueda- ese
necesidad- crea, por si sola, convicciones profundas…”
Hablando de la puntuación, y preguntándose
cómo detectar los errores de puntuación Di Marco propone: “…¿Cómo detectar el
error? Me parece particularmente útil empezar por leerle al grupo en voz alta
sus cuentos y poemas. Al hacerlo, respeto escrupulosamen5e la puntuación tal
como está marcada por el tallerista. Entonces, cuando se escuchan, interrumpen
mi lectura, lo que habían querido expresar, aclaran, era otra cosa…”
Y acto seguido da pie a un
ejercicio para trabajar la puntuación:
“-Lean sus páginas en voz alta
cerca del micrófono de un grabador-Reproduzcan lo grabado. Escuchen sus pausas
cortas, sus pausas largas. Presten oído a la entonación, a la cadencia de la
frase –Reproduzcan nuevamente lo grabado, pero siguiendo la audición con el
texto. Verán que en la voz de ustedes hay pausas lógicas que no están puestas
en el papel-Detengan la reproducción en cada una de esas pausas y escríbanlas
en su texto. Usen comas puntos o los signos que correspondan…”
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