El primer día que jugó la selección
argentina, el segundo partido, porque el primero lo perdió contra un rival
pequeño, pero el segundo partido había mandado reiki a favor de la selección, había
tirado las cartas, las cartas le habían dado ganador a Argentina, y una voz que
le hablaba y nunca erraba le había dicho que Messi iba a hacer un gol a los 20
minutos Èl había apagado la radio y cerca de los 20 minutos él había escuchado
algunos gritos lejanos, como patos elevándose de alguna laguna, pero cuando había
puesto de nuevo la radio, Messi no había hecho ningún gol. No era la laguna de
su conciencia de la que se levantaban los patos lejanos. Volvió a preguntar a
la voz que canalizaba y la voz le volvió a decir que Messi iba a hacer un gol a
los 20 minutos. Pasò todo el primer tiempo y empezó el segundo, volvió a
preguntar y la voz le dijo que Messi iba a hacer un gol a los 20 minutos, pero
una predicción que sonaba extraña porque ya habían pasado los 20 minutos y el
gol no había llegado. Llegó a pensar que la voz le hablaba de 20 minutos de
otra dimensión. Y ahí fue cuando escuchó
un griterío de goles, una explosión, festejos, bocinas, era como una ciudad, un
pueblo acabara de emerger de una laguna, o empezara a existir en ese
momento, o lo que es lo mismo, creer.
Festejos, bocinas, gritos desperdigados, él pensó, perdigones de gritos que
pegaban en distintos lados de la casa. Perdigones de gritos cercanos, lejanos.
Como cañitas voladoras de gritos o rompe portones, el lo asoció a lo que pasaba
en los 24 y los 31. Cuando miró el resultado, notó más que nada la hora en que
se había escuchado el grito. 20 minutos del segundo tiempo. Messi iba a hacer
un gol a los 20 minutos. Antes de eso, justo antes, él le había mandado reiki. Se
jugaba contra México, y él había recibo la información de que en México se había
hecho mucha magia en contra del partido, de la selección argentina, cosas en el
estadio azteca, magia, alguna brujería lejana, se había, más que nada, enrarecido
el aire. No había sido Juana de Arcos la que recibía informacion todo el
tiempo, cosas casi imposibles, cosas a la que ella le había costado creer,
cosas que se entorno no creía ¿Entonces que era Juana de Arco? ¿Viajaba en el
tiempo? ¿Canalizaba? ¿Estaba conectada con otro espacio? ¿Se podía pensar que
Juana de Arco era una buceadora que estaba conectada con otra dimensión? Que
entraba al futuro, o entraba a la diminución del alma, o estaba conectada con
la fuente ¿Pedro acaso no había recibo todo tipo de informaciones en tablillas
y no había dudado? Tanto las informaciones de Juana de Arco, como la de Messi después
se corroboraban en la realidad, También las de Pedro y buenas parte de los
canalizadores o buceadores o patos. El buceo en el tiempo y espacio podía ser
considerado como un buceo en el ser, en uno mismo. Uno no bajaba hacia debajo
de la tierra, no subía hacia el cielo, ni se metía en el aire y salía en otro
lugar del aire, no, uno bajaba hacia adentro de uno mismo, porque en nosotros
mismos estaba toda la historia completa del mundo, como fractales del mundo teníamos
todas las dimensiones adentro, entonces viajábamos en el mundo que teníamos adentro.
Pero era más simple, eso lo había dicho un buceador, nos abríamos al mundo que teníamos
dentro, lo reconocíamos, lo recordábamos, o lo encontrábamos. Cuando Colon había
descubierto América, había descubierto la américa que tenía adentro. El
problema con él fue que se creyó dueño de todo lo que él había visto, o sea,
dueño del puente, o sea, dueño de la dimensión, o sea dueño de Dios, o sea
dueño del todo. Los que no saben dejar de acumular ¿Qué pasa con ellos? Se
creen los dueños de lo que encuentran adentro, y lo encuentran, nada de lo que
encuentran es de ellos solos. Y ahí estaba la falla, era de ellos, pero no de
ellos solos. Solo una parte del fractal no se puede considerar el fractal
completo, es el fractal que es una parte del fractal, pero él también tiene partes
den otros lados ¿Qué hace el egoísta, el arrogante, el asesino, el criticador? Atenta
contra sí mismo, desconoce sus partes que están en otros lados, reduce su
mundo, y cuando empieza a reducir nunca deja de reducir. Y cuando más se cree
que se amplía, más se reduce
Terminó de escribir esto y se puso a leer el
libro “Autobiografía de un yogui” de Yogananda
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